Cuando empezó a escasear la comida en el zoológico público de Caricuao, el más grande de la capital de Venezuela, los trabajadores tuvieron que complementar las dietas con mangos y calabazas para saciar a leones, tigres y hasta a un elefante.
Daniel Kai / Reuters
Pero aun así, unos 50 animales del recinto han muerto de inanición en los últimos seis meses, según denunciaron trabajadores del instituto gubernamental que supervisa los parques y zoológicos públicos del país.
“Han pasado hasta quince días sin comer, lo que ha ido deteriorando su salud”, dijo a Reuters Marlene Sifontes, representante del sindicato del Instituto Nacional de Parques (Inparques), agregando que han registrado la muerte de cerdos vietnamitas, tapires, conejos, aves y pecaríes, entre otros.
“Lo de los animales en Caricuao es la metáfora del sufrimiento del venezolano”, agregó en el parque Francisco de Miranda, uno de los más grandes de Caracas, que también alberga algunas especies que sufren por la escasez de comida.
Aunque la directiva del zoológico de Caricuao declinó ofrecer comentarios, la Fiscalía abrió una investigación sobre la muerte de varias de sus especies y el lunes inició una segunda indagación por el reciente robo de un caballo que fue descuartizado para “despojarlo de su carne”.
El país petrolero atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia reciente, precipitada por el derrumbe de los precios del crudo, y expresada en una inflación de tres dígitos, recesión y escasez, que obligan a los venezolanos a pasar horas en colas para comprar alimentos y medicinas.
El presidente Nicolás Maduro alega que la coyuntura se debe a una “guerra económica” forjada desde la oposición, pero sus críticos desestiman las acusaciones y aseguran que la crisis es el resultado de casi dos décadas de políticas estatistas que fulminaron la producción.
Muchos en la nación de 30 millones de habitantes dicen que no pueden permitirse tres comidas al día y que cada vez más deben complementar sus dietas con las frutas que cuelgan de los árboles en las calles.
Y los zoológicos no escapan de esa realidad.
Pidiendo ayuda a comerciantes
En Venezuela, la mayoría de los zoos y parques están bajo administración gubernamental. Y también en la mayoría de ellos la entrada al público es gratuita, por lo que dependen de los declinantes ingresos petroleros para funcionar.
En toda la geografía de la nación, que tiene una vasta muestra de flora y fauna tropical y endémica, se repiten las dificultades para alimentar a los animales.
En el Parque Zoológico La Laguna, ubicado en la población de Capacho, en el occidental estado Táchira, los administradores dicen que han tenido que pedir “colaboración” de los productores y comerciantes vecinos para conseguir frutas, verduras y carnes.
Y el zoológico de Paraguaná, en el costero estado Falcón, reportó en mayo la muerte de tres animales.
A pesar de que los administradores no confirmaron las causas de las muertes, expusieron falencias en la alimentación de los casi 300 animales que albergan bajo el abrasador sol caribeño.
“Se necesitan ingresos económicos e insumos alimenticios y medicinales de forma estable y consecuente, de lo contrario se mantiene el riesgo (de que se cierre el zoo)”, dijo Marisabel Santana, directora del parque.
Ante la situación, Santana dijo que el zoológico planea trasladar a una docena de animales -los que más comida consumen- a un parque en el estado andino de Mérida, que si bien también atraviesa dificultades, podría ofrecerles mejor calidad de vida, ya que cuenta con más recursos, espacio y un clima más benigno.
Entre los animales que se moverán están cuatro osos de anteojos, una especie en peligro de extinción. En condiciones normales, el animal debería consumir alrededor de 16 kilos de comida, pero hoy a duras penas comen ocho kilos.
(Reporte adicional de Mircely Guanipa en Paraguaná y Anggy Polanco en San Cristóbal; editado por Eyanir Chinea y Carlos Serrano)