La economía venezolana hoy es una economía que enfrenta una variación porcentual del PIB del -10%, de hecho según los datos del FMI, es la peor variación porcentual con respecto a los Estados de Suramérica y de la OPEP. También es una economía que enfrentará en el año 2016 una tasa de inflación del 720,04% y que se proyecta que ascienda al 2200% en el año 2017. En el desempeño de la tasa de desempleo, tampoco encontramos alivio, ya que esta se proyecta para el año 2016 en un 17,44%; generando como resultado que Venezuela tenga la tasa de desempleo más alta para los Estados de Suramérica y la OPEP. Estas cifras tan sólo reflejan, que los rasgos que caracterizan el desempeño macroeconómico para el año 2016 de Venezuela son la contracción económica y la inflación. Dado este panorama económico cabe preguntarse, ¿qué lo ha causado? y ¿cómo podemos superarlo?
Una respuesta a la primera pregunta la podemos encontrar en las estadísticas y los hechos que hemos evidenciado los venezolanos durante estos últimos años. La situación económica actual no es producto de la reducción en los precios del petróleo. Venezuela con precios del petróleo alto, ha tenido variaciones porcentuales negativas. Por ejemplo, durante el primer y segundo trimestre del año 2014, Venezuela tuvo una variación porcentual del PIB negativa a pesar de tener precios del petróleo que oscilaban entre los 95$ y 97$. La situación económica actual tampoco es producto de una guerra económica emprendida por nuestros pequeños, medianos y grandes empresarios contra Venezuela. Nuestros empresarios hoy luchan por mantener a sus trabajadores, vender sus productos en un mercado que se contrae, pagar las deudas pendientes e idear estrategias para sobrevivir. Nuestra situación económica actual es producto de una modelo económico extractivo y centralizado que ha generado para el año 2016 una economía de guerra en Venezuela.
Una economía de guerra, según Goodhand (2004), es aquella en que los intercambios económicos se generan en un marco de informalidad y opacidad. Es una economía que tiene por objeto la sobrevivencia y cuyas principales actividades son la impresión de dinero sin respaldo, la destrucción de los medios que permiten el soporte o crecimiento económico, la expropiación, la extracción masiva de recursos, el contrabando y la redistribución de bienes a través de las redes familiares o cercanas. Los resultados de una economía de guerra son una alta inflación, la disrupción y/o destrucción de los mercados, la escasez, las colas, el empobrecimiento de los grupos políticos vulnerables y la emigración del talento humano. En síntesis, una economía de guerra parece describir muy bien la economía venezolana del año 2016.
Ahora, dada la economía de guerra y claros que es producto de un modelo económico extractivo y centralizado, ¿cómo podemos superar la situación económica actual? Mi respuesta sería que sólo con acción colectiva, un liderazgo transformador, apoyo de la comunidad internacional y una transición económica estructurada en el marco de una transición crítica de la sociedad podremos superar la economía de guerra y alcanzar una economía de innovación.
Referencia:
Goodhand, J. 2004. From War Economy to Peace Economy? Reconstruction and State Building in Afghanistan. Journal of International Affairs,Fall 2004, vol. 58, no. I