Una controvertida ley que permite llevar armas en las universidades públicas de Texas (EE.UU.) entró hoy en vigor durante la conmemoración del 50 aniversario de una masacre que dejó 14 muertos en el campus la capital estatal, Austin.
EFE
La norma, conocida como “campus carry”, permite que quienes tengan un permiso de porte de armas otorgado por el estado -una condición que excluye a los menores de 21 años- puedan llevarlas en la mayoría de instalaciones universitarias con alguna excepción.
El “campus carry” entró en vigor solo para las universidades públicas del Texas, en las que cursan más de 500.000 estudiantes, mientras que las instituciones privadas, que podían elegir si implementar o no la norma, optaron por no hacerlo.
En algunas de las instituciones públicas limitaron el alcance de la medida a aulas, facultades o bibliotecas, mientras que mantienen la prohibición en residencias estudiantiles, laboratorios o eventos deportivos.
La institución pública más grande y prestigiosa del estado, la Universidad de Texas (UT) en Austin, ha sido también el mayor foco de oposición a una norma aprobada por la Legislatura de Texas, de mayoría abrumadora republicana.
Sus defensores argumentan que la presencia de personas armadas permitirá salvar vidas en el caso de un tiroteo, los detractores dicen que es una bomba de relojería y que la presencia de alumnos armados no fomenta el espíritu de debate universitario.
El presidente de la UT, Greg Fenves, afirmó hace unos meses que las armas “no pertenecen” a la institución que el lidera y su único Nobel en plantilla, Steven Weinberg (Física, 1979), dijo que prohibirá la entrada de estudiantes armados a sus clases o que dejará la enseñanza en UT.
Los profesores que, como Weinberg, prohíban las armas en sus clases se exponen a demandas.
Fenves presidió hoy el homenaje a los 14 muertos de la masacre del 1 de agosto de 1966 en la Universidad de Texas en Austin, considerado el primer tiroteo masivo en un campus universitario estadounidense que sirve de inspiración para muchos otros.
El asesinado, Charles Whitman, era un estudiante y exmarine con problemas psicológicos que minutos antes de abrir fuego en la UT había matado a su madre y a su esposa.
Después de 35 años de la masacre, murió otra persona a causa de complicaciones derivadas de las heridas sufridas durante el tiroteo, a la que se considera la víctima número 17 de Whitman, que terminó abatido por la Policía.
Texas es el octavo estado que implementa una ley de este tipo después de Oregón, Idaho, Utah, Colorado, Wisconsin, Kansas y Misisipi, en los que, hasta el momento, no se registran incidentes de consideración derivados de ella.