La contagiosa receta política del chavismo

La contagiosa receta política del chavismo

Los diputados indígenas se reincorporaron este jueves (Foto AFP)
Los diputados indígenas se reincorporaron este jueves (Foto AFP)

 

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, aplica la misma receta con la que el chavismo combate a la oposición de su país. El líder sandinista, gran aliado histórico de la revolución bolivariana junto a Cuba, Ecuador y Bolivia, empujó el pasado viernes para que el Consejo Supremo Electoral destituyera a 28 diputados opositores (16 titulares y 12 suplentes) por negarse a someterse al mandato de Pedro Reyes, nuevo líder del Partido Liberal Independiente (PLI), publica El Mundo de España.

Por Daniel Lozano





La trampa política con la que Ortega pretende llegar a las elecciones de noviembre sin enemigos políticos es la misma que la sufrida en Venezuela por el partido democristiano Copei, quien se vio obligado a abandonar la Mesa de la Unidad Democrática de forma provisional. El mismo modus operandi: jueces que intervienen los partidos y se lo entregan a dirigentes semidesconocidos cercanos al poder. Así ocurrió también con el Podemos venezolano (se había pasado a la oposición tras el referéndum de Hugo Chávez para perpetuarse en el poder) y con Patria Para Todos, en la que militaba el influyente gobernador de Lara, Henri Falcón.

“Esta decisión es un nuevo zarpazo para liquidar por completo el pluralismo político y hacer desaparecer las voces opositoras”, subrayó el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), que también perdió a dos diputados en la maniobra oficialista. El partido creado por el escritor Sergio Ramírez lleva en la oposición más de una década.

“Esta misma situación está ocurriendo actualmente en Venezuela, donde el presidente Nicolás Maduro, secuestrando al TSJ, ha emitido 18 sentencias (en siete meses) en contra del Parlamento venezolano que son violatorias de la Constitución y un vil atentado a la voluntad popular”, denunció en un comunicado la Comisión Permanente de Política Exterior de la Asamblea venezolana.

Alentados por la eficacia nicaragüense y con nuevos bríos, los distintos brazos del poder revolucionario se han activado en las últimas horas. Primero fue el Supremo, quien reaccionó a la incorporación la semana pasada de los tres diputados opositores de Amazonas, “castigados” por el oficialismo pese a que fueron elegidos hace ocho meses.

El TSJ justificó estos meses en el limbo jurídico por la concurrencia de “situaciones” que no explica en su comunicado, asegurando que se encuentran “en la etapa de recolección de pruebas para continuar el proceso” y dictar sentencia. Una “extraña” lentitud, dada la veintena de sentencias emitidas contra la Asamblea opositora para las que sí ha encontrado el tiempo preciso.

El CNE apoyó al alto tribunal exhortando, en otro comunicado, a la directiva de la Asamblea a “esperar la notificación de la sentencia en referencia”. Nirma Guarulla, Julio Ygarza y Romel Guzamana fueron desposeídos de sus escaños tras acusarles el chavismo de comprar votos, incumpliendo la Constitución.

¿Por qué tantas molestias por sólo tres diputados? Con la incorporación de los parlamentarios indígenas, la oposición alcanza la cifra mágica de 112 escaños, que le otorga una mayoría absoluta cualificada para luchar contra el todopoderoso oficialismo.