Julio César Arreaza B.: ¿Error de tipeo?

Julio César Arreaza B.: ¿Error de tipeo?

Una tarde en el Palacio de Miraflores, me encontraba rindiendo cuenta al ministro Dr. Carmelo Lauría de la documentación destinada a Gaceta Oficial, para su revisión, autorización y publicación, esa era una de mis responsabilidades como Secretario del Consejo de Ministros. Al entonces Ministro de la Secretaría de la Presidencia del gobierno de Jaime Lusinchi, uno de los hombres más trabajadores, capaces y ejecutivos que he conocido, esa tarde le comenté que a los fines de la edición de la Gaceta Oficial junto con el Director de la Imprenta Nacional, estábamos evaluando utilizar un nuevo sistema de fotografiado del material conformado básicamente por resoluciones de ministerios, leyes y decretos presidenciales que se acostumbraba a montar en el vetusto sistema de linotipo.

Es preciso destacar que hasta ese momento era corriente que las instituciones públicas acudieran al expediente de alegar reimpresión por error material, por el supuesto error de tipeo de la imprenta, cuando en el fondo era una mera excusa de los remitentes para tapar sus propias faltas procediendo a corregirse a sí mismos, lo cual producía un serio problema de seguridad jurídica. Lauría me atajó en el acto y me dijo que procediéramos a ejecutar ya el nuevo sistema, a ojos vista más eficiente, y que dirigiera una comunicación a todos los instituciones del Estado para advertirles que desde ahora quedaba prohibido alegar la reimpresión por error de tipeo, porque ahora regía el fotografiado. Me comentó que esa medida sencilla era sin dudas una medida revolucionaria, porque significaba un paso de avance en la afirmación de la seguridad jurídica, porque las reglas quedaban claras y no se iban a modificar por cualquier excusa, olvido, o pretensión de alterar el fondo del contenido del texto normativo. Se lo propusimos al Presidente Lusinchi y éste ratificó la sana medida. Invitamos luego a los periodistas que cubrían Miraflores y nos trasladamos junto con el Dr. Carmelo Lauría a la Imprenta Nacional para entregarles la primera Gaceta editada con el nuevo sistema.

Toda esta historia viene a cuento, con motivo de la Resolución del Ministerio del Trabajo que obliga a los trabajadores privados a trasladarse al sector agroalimentario a realizar trabajos cuando se les ordene. Resulta que los bárbaros gobernantes del régimen esperpéntico, recularon de la grotesca vuelta a la esclavitud y no tuvieron la nobleza y dignidad de admitir su error, sino que alegaron el error de tipeo para taparlo. Estos rábulas pretenden llamarse revolucionarios, pero no lo son, se trata de una banda de falseadores y mentirosos contumaces. Contrasta la patraña con la medida revolucionaria que sin tanta bulla pero con mucha efectividad tomamos esa tarde en Democracia, esa si fue verdaderamente una medida revolucionaria.





¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!