Yoel Finol está viviendo estos Juegos Olímpicos de Rio-2016 como si fuera un cuento de las Mil y una noches. Sale de un Muhammad para enfrentar a otro Muhammad, y de paso ir escribiendo una historia real en el boxeo venezolano.
AFP
Pero el ‘Caciquito’ Finol no está frotando la lámpara de Aladino para pedir milagros, sino que los está convirtiendo en realidad a fuerza de puños, un boxeo agresivo, y la confianza ciega de la juventud.
Con esos atributos se coló este lunes en cuartos de final al derrotar este lunes al británico Muhammad Alí por una decisión unánime (3-0) que en realidad fue más cerrada de lo que aparentan las tarjetas de los jueces.
“Mira, mi sueño es llevar a Venezuela a lo más alto del podio”, confiesa, mientras los periodistas le rodean y tratan de seguir sus declaraciones porque así como suelta los puños de rápido, hilvana las palabras para lanzar frases a ritmo de ametralladora.
Todas sus declaraciones las empieza con la muletilla “mira”, y a cada rato le suma un “chamo” que rompe el hielo de una rígida entrevista.
“Mira chamo, ya estoy en cuartos pero no voy a parar hasta la medalla de oro. No es que sea un bocón, es que me siento con madera para llegar a campeón olímpico”, declara.
– ¿Y si no lo logras?, le pregunta el periodista, y él, rápido como sus puños, replica: “Pues lo intento en la próxima Olimpiada. Sólo tengo 19 años”.
Con sólo dos años en la selección nacional venezolana, Finol se ha ganado el respeto de sus compañeros por su dedicación y seriedad en los entrenamientos.
“Le dedica muchas horas al gimnasio. A veces tengo que bajarle el ritmo”, dice su entrenador, Ydol Alfredo González.
Con la confianza ciega de la juventud asegura no temerle a nadie en el ring, aunque dice “respetar mucho” a sus rivales, como el Alí británico.
“Superé no sólo a un gran nombre, sino a un gran boxeador. Fue una pelea muy cerrada pero considero que yo he ganado bien”, dijo Finol.
En estos Juegos de Rio ha saltado a la fama no tanto por su boxeo -en definitiva apenas se le conocía antes de llegar a Rio-, sino por la trágica historia de sus relaciones con el ex doble campeón mundial de boxeo profesional, su cuñado y compatriota Edwin ‘El Inca’ Valero.
Finol tenía 14 años cuando el ‘Inca’ asesinó a su hermana de tres puñaladas, el 17 de abril de 2010. Dos días después, el púgil apareció ahorcado en su celda.
El chico venezolano no puede evitar que la prensa vuelva y una otra vez sobre ese suceso, pero se lo toma con filosofía, y siempre da respuestas que lo ponen por encima del rencor y la venganza.
“Mira chamo, ¿cómo crees que voy a odiarlo si él me enseñó esta profesión? Dios me enseñó a perdonar”, asegura.
Ahora el ‘Caciquito’ venezolano se apresta una dura pelea con otro Mohammed, el argelino Flissi, un hombre duro, de 26 años, que ya estuvo en los Olímpicos de Londres-2012 y fue subcampeón mundial en 2013 y bronce en Doha-2015.
“Mira, respeto mucho al rival, pero el ‘Caciquito’ viene a poner su marca y darle orgullo a mi pueblo venezolano que tanto sufre hoy”, añade.
En Venezuela se ha convertido en un héroe popular. Todos conocen su historia personal y a diario recibe cientos de correos y tuits en las redes sociales alentándolo.
Podrá o no ganar esa pelea, llegar a las siguientes fases, disputar la final, pero haga lo que haga, Yoel Finol ya se robó el corazón de su pueblo.
Sin embargo, no está de más frotar la lámpara de Aladino para que su genio boxístico le ayude con el tal Mohammad argelino, como hizo con el británico.