Las familias venezolanas están destinando entre 80 y 90 por ciento de sus ingresos para cubrir necesidades básicas, de acuerdo a estimaciones del economista Henkel García, quien considera que, en tales circunstancias, bien puede decirse que en el país “tanto las personas como las empresas estamos en ‘modo de sobrevivencia’ ”.
“La realidad hoy es que la producción nacional está cayendo de una manera importante y que hay un recorte de importaciones impuesto por el Gobierno: se está importando 50 % menos de que lo que se importaba el año pasado. Eso se traduce en una caída de la oferta global de bienes y servicios, pero también se vincula con una producción nacional que tiene años golpeada, con un aparato productivo que se ha ido mermando en medio de un sistema que ve al empresario como un enemigo”, dijo el director de la firma Econométrica en entrevista con el equipo de Prensa Unidad Venezuela.
Para el experto, actualmente se están pagando las consecuencias de errores del pasado y la corrección tiene que ver con preceptos que aumenten la oferta global de bienes y servicios, lo cual no se ha concretado. “Lo que viene es un final de año en crisis y con un nivel de vida bastante deteriorado de los venezolanos. Ya es prácticamente un consenso entre los especialistas que para ver cambios en el país en lo económico, vamos a tener que esperar cambios políticos importantes que permitan una reforma en tal sentido”, aseveró el declarante.
Refiere que se aprecian desplomes de hasta 70 % en los sectores prioritarios de la economía. “Por ejemplo, a nivel de capacidad de ocupación de las actividades ligadas al turismo observamos que es uno de los ámbitos más afectados – la caída en los índices entre agosto y septiembre se debe a que no sobra dinero para este tipo de actividades -, pero no es el único sector: manufactura está pasando por lo mismo, seguros, el sector financiero. Hay un decrecimiento de toda la economía sin importar el ramo. Lo que me sorprende es que, comparado con el 2015, que no fue un buen año, estamos en una situación peor, la cual se puede vivir a diario en las calles, en lo que es la cantidad de productos y servicios escasos y a precios bastante elevados”, indicó.
Teorías que llevan a la ley del desastre
Evidenció su desconcierto por las causas del fenómeno que provoca tantas distorsiones, señalando que “uno no sabe realmente si se trata de alguna teoría económica o si lo están haciendo por motivos políticos”.
“Tenemos los controles y libertades económicas coartadas, eso hace que tengamos una economía obstruccionada: muchas industrias no pueden acceder a la materia prima para producir por la misma existencia de los controles, pues, cuando se fija un control por debajo de su precio de equilibrio, eso genera escasez porque empieza a haber menos oferta y una reducida demanda a ese precio”, afirmó.
Agregó que en la parte monetaria predomina un desorden importante reflejado en una liquidez creciendo, en un déficit fiscal tremendo y la consiguiente presión en los precios, lo que conlleva a la pérdida del poder adquisitivo. Recalcó que en dicho escenario se nota “cómo la clase media, en rubros como alimentos y artículos de limpieza personal, en los que antes gastaba 30 o 40 por ciento de su presupuesto, en este momento representan 80-90 % de los respectivos ingresos”.
“Además, cuando las necesidades básicas se llevan casi todos los ingresos no queda disponible ni para ahorrar, ni tampoco para actividades de entretenimiento ni mucho menos, repito, para turismo, ni siquiera para gastos escolares. Todo su ingreso lo está utilizando en asuntos básicos que, de paso, no puede cubrirlos tampoco por completo. Por ende, tenemos a una familia de clase media luchando por sobrevivir”, destacó.
“Hoy por hoy debemos enfocar nuestros esfuerzos para conseguir las cosas esenciales. No estamos para recomendaciones sofisticadas sino para garantizar, por ejemplo, la atención a enfermedades crónicas o situaciones como la llegada de un bebe; contemplar un pequeño inventario para lo que se necesite consumir, advirtiendo que el lapso de conseguir esos productos está siendo cada vez más largo. Es decir, tener el ‘switch’ en modo de supervivencia en la medida que los cambios políticos conduzcan a recuperar la normalidad de la economía.
Peor el remedio que la enfermedad
Finalmente, subrayó que mucha gente piensa equivocadamente que si hay un aumento de salario vendrá una mejora, porque no descubren la relación estrecha entre el poder de compra del sueldo, la producción y la productividad.
“Cualquier aumento de salario que no venga atado con un aumento de la producción se va a ir en inflación y escasez. A la hora de demandar el poder elevar nuestro nivel de vida no tenemos que reclamar que nos aumenten el sueldo, sino exigirle al gobierno que garantice las condiciones para que haya una Venezuela productiva”, enfatizó el instructor en finanzas.
“Eso pasa por mayores libertades económicas, por desmontar el sistema de controles, y para ello la reforma tiene que ser más ambiciosa, más institucional. Necesitamos financiamiento externo, necesitamos orden en lo monetario y fiscal, la cooperación y coordinación, lográndolo con un mínimo de armonía social y política de los diferentes sectores, no solo el político sino también los sindicatos, los gremios, academias, las universidades, toda la sociedad”, recalcó.
“Eso pasa por tener tolerancia por reconciliarnos como ciudadanos y convencernos de que es posible un país distinto. Venezuela está creciendo muy por debajo de su potencial y necesitamos garantizar las condiciones necesarias para alcanzar ese potencial”, dictaminó el analista.
Nota de prensa Unidad