Sin duda será el último “gran acto” de Nicolás Maduro: ser el anfitrión de la XVII Cumbre de Países no Alineados en Margarita, Venezuela, del 13 al 18 de Septiembre 2016. Según información suministrada por el periodista Nelson Bocaranda, este capricho le costará al país 140 millones de dólares, un verdadero derroche para una nación sumida en una pavorosa crisis socio económica.
El Movimiento de Países no Alineados (Mpna) nació en la “Guerra Fría” en el año 1961, como respuesta de países que se declararon neutrales ante el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Hoy, 55 años después y terminada la guerra fría, el Mpna ha sido ampliamente superado por tratados de integración, acuerdos multilaterales y bilaterales, y por la propia Organización de Naciones Unidas.
La XV Cumbre (Egipto 2009) y XVI (Irán 2012) pasaron sin pena ni gloria. Fueron utilizadas por sus anfitriones para, invariablemente lo han hecho durante su existencia, erigirse como promotores del “desarme nuclear, la paz, el respeto a los derechos humanos, la democracia o la autodeterminación de los pueblos”.
El presidente de Egipto de entonces, Hosni Mubarak, dijo durante la clausura de la XV Cumbre del Movimiento de Países no Alineados, que ésta “ha reflejado el deseo de la gente de conseguir una forma mejor de reducir la brecha entre los países pobres y ricos“.
En la XVI Cumbre, en Teherán, a la que asistió el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, (a pesar de las críticas de EEUU e Israel) el entonces canciller Nicolás Maduro insistió en que el poder de la ONU debe recaer en la Asamblea General, con una estructura multipolar, y que la elección del secretario general del organismo deben hacerlo todos los estados miembros. Por cierto, Ban Ki-Moon ya anunció que no asistirá a Margarita. Y hace exactamente un mes Ban declaró ““Estoy muy preocupado por la situación actual, en la que las necesidades básicas no pueden ser cubiertas, como la comida, el agua, la sanidad, la ropa, no están disponibles. Eso crea una crisis humanitaria en Venezuela -dijo el secretario general. De inmediato la diplomacia de carrito chocón venezolana saltó a desmentir al surcoreano. Rafael Ramírez, embajador de Venezuela ante la OEA contestó “No sé de dónde saca Ban Ki moon esas cifras y esas aseveraciones, las oficinas de las Naciones Unidas en Venezuela, los que están en el territorio, nos han dicho que eso no es verdad, que aquí no hay una crisis de esa magnitud“. Agregó que el gobierno de Maduro mantiene muy buenas relaciones con él. “Nosotros lo hemos apoyado muchísimo”, afirmó Ramírez.
¿A qué vienen esos señores al país?
Desde hace algunas semanas, a esa isla depauperada le han estado haciendo retoques cosméticos los del gobierno: Pintura, limpieza, asfaltado. Una mayor dotación de agua potable, menor racionamiento eléctrico. Una estatua de Chávez. Y una impensable toma policial y militar de toda la isla: Barcos de la marina de guerra la patrullan, centenares de agentes de la policía política desplegados. Miles de habitaciones, últimamente vacías de los hoteles de tres estrellas para arriba tomadas por el gobierno. Aviones militares llevando comida y otros productos básicos.
Se crea una burbuja oficialista ficticia y efímera. Los mesoneros serán policías y oficialistas disfrazados. Se crearán los “corredores seguros” en Porlamar y Pampatar. Los colectivos del terror harán las veces de parroqianos, que le contarán a los visitantes que Venezuela es el Edén rojo rojito. La censura y la propaganda los agobiará.
Cuando esos señores se vayan la inseguridad, inflación y escasez quedarán como testimonios de la realidad permanente, de una isla en proceso de ruina. El cacerolazo rojo de Villa Rosa seguirá por meses, con su tac, tac, tac, en la mente de ese pueblo. En cada día que pasen sin agua
Esos señores vinieron a participar en un inmoral festín de comfort y lujo inalcanzable para el venezolano común. Vinieron a ser parte de un acto sádico de restregarle al que todo lo carece lo que a ellos les sobrará gracias a la malversación de los impuestos que pagamos los venezolanos. Y a la megalomanía del que nadie quiere.
Con 140 millones de dólares se solucionaría la escasez de agua potable de la isla por varias décadas.
Pero Maduro los usa para que le den la presidencia del Movimiento de Países no Alineados. Movimiento que no sirve para nada. Porque si sirviera para algo, jamás le darían la presidencia a Maduro.
Gasto inútil. Alineados o no, los países del planeta saben que acá hay dictadura sádica e inepta. Esos dólares se perdieron.
@morandavid