En México, inauguran un restaurante donde se puede comer colgado de la montaña

En México, inauguran un restaurante donde se puede comer colgado de la montaña

Bire Bitori significa “un plato” en lengua indígena tarahumara. Y es el nombre que la chef María Andrea Payne eligió para el restaurante que se levantará en las Barrancas del Cobre, en el estado de Chihuahua, al norte de México. La propuesta gastronómica promete una experiencia inolvidable a partir de una apuesta tan seductora como arriesgada: disfrutar de una buena comida en un restaurant colgado literalmente de una montaña.

El volumen en voladizo quedará suspendido en el aire al borde de un cañón y con vistas a la cascada de Basaseachi, con 246 metros de caída. El piso de vidrio se transformará en una ventana hacia el vacío. Además de vivir una experiencia culinaria única, los comensales podrán hacer rapel hasta el fondo del cañón.

El audaz proyecto lleva la firma de Tall Arquitectos, un estudio de “arquitectura joven”, según la definición de sus protagonistas: los arquitectos Lázaro Gutiérrez Cortina Sainz, Leonardo Montero Tello y Sebastián Gutiérrez Cortina Sainz.





El diseño guarda la austeridad estética y no ahorra en audacia constructiva. El visitante se encontrará con dos elementos simples de hormigón que hacen hincapié en la horizontalidad del paisaje, con un vasto cielo arriba y un espejo de agua que marca la entrada, explican los autores.

Bire Bitori. Los comensales podrán practicar rapel como parte de la experiencia.
Bire Bitori. Los comensales podrán practicar rapel como parte de la experiencia.

Al comedor se accede luego de descender por unas anchas escaleras. Hay una intención clara de contrastar espacios de distinta calidad de luz y proporciones, de manera de ir preparando al recién llegado para la gran sorpresa. Las mesas del salón se disponen en torno a un patio central al aire libre con el piso de vidrio.

La estructura principal de hormigón se incrustará en la piedra, con el complemento de una matriz de vigas de acero escondidas por debajo. “Se simplificó el diseño lo más que se pudo y se utilizó principalmente un sólo material de construcción que se relaciona con la piedra local”, explican los autores.

El nivel superior será una terraza de observación, con un espacio abierto en su centro. A través de ese hueco se podrá ver el piso de vidrio situado en el nivel inferior, donde se ubicarán la mayoría de las mesas del restaurante. Desde esas “ventanas”, se apreciará el vacío que se abre debajo del edificio y la pared del barranco.

Un sector del restaurant no estará suspendido en el aire sino asentado sobre el suelo de barranco: una plaza abierta que servirá de acceso y área de estacionamiento, delimitada por muros de 2,5 metros de altura. De ese modo, los visitantes sólo percibirán desde allí el cielo, la piedra y un pequeño espejo de agua.

ervirá platos típicos y los artesanos de la zona elaborarán los muebles y accesorios, con lo cual se busca apoyar a la economía local y recuperar las raíces autóctonas.

Vía Clarín.com