En este mundo y en esta América todos somos inmigrantes. Sólo que con diferentes fechas de llegada. Los países que devinieron en plurales fueron los que recibieron mayores flujos de migrantes, como los Estados Unidos. Los rangers que apuntan a la frontera para afirmar su verborrea supremacista no recuerdan que los territorios como California o Texas pertenecieron a la Corona española y al propio México. Luego fueron expoliados por los estadounidenses. Un embajador mexicano en el país del norte se quejaba de ese saqueo pero se consolaba con que en el siglo XXI los devolverían, “eso sí, con las calles pavimentadas”. No resulta honrado sino inmoral que un nieto de inmigrantes como Donald Trump, esté sirviendo de caballo de Troya para denostar de México y ofrecer un muro que se construirá a expensas del vecino. Supongo que a México le registrarán los bolsillos si se deja. Trump pone en entredicho el sistema de libertades cimentado en su país y perfeccionado bajo el gobierno de Lyndon Johnson. Votar por Donald Trump es hacerlo por el autoritarismo y el desmontaje de las garantías civiles. No en balde este profesional del odio es un devoto del eficiente pandillero Vladimir Putin. Sólo falta Erdogan para la foto en grupo con la inscripción: “los bomberos no se pisan la manguera.”
Que el presidente Peña Nieto lo haya invitado a su país, revela la mayor indiscreción de su carrera política porque en su veni, vidi, vici, Trump lo dejó en ridículo recordándole que los honorarios de la muralla los despacharía a la residencia presidencial de Los Pinos. El NY Times ha realizado un acucioso seguimiento al candidato republicano revelando sus abismos y grietas. No pronuncia frases de más de ocho palabras, realiza pausas inflexibles, no sonríe y está enviando mensajes simples pero del gusto de quienes respiran con el resentimiento. Trump pertenece a la tradición del aislacionismo que ve el exterior como una incomodidad. “Hacer a América más grande”, será para un país que se mirará el ombligo dando sus azotes al enemigo. Quedan poco claras las nociones entre grandeza y parroquialismo con este sheriff vengativo que va a tener ojivas nucleares a su antojo y que ha comentado que “si se tienen, ¿por qué no usarlas?”
La libertad nunca debe darse por sentada y hay que defenderla a diario. Aún las democracias más consolidadas como la americana (a Francia le tocará próximamente con Marine Le Pen) se ponen a prueba cada cierto tiempo y le toca a sus ciudadanos demostrar que están a la altura de las circunstancias. Trump representa más que la kriptonita de un comic de la vida real, es una bomba de tiempo en las narices de la humanidad.
@kkrispin