Cuando se trata de fincar responsabilidades para saber por qué los niños son más altos, más guapos, más responsables o más inteligentes, siempre salimos al quite; pero no se hable del genio, de lo chillón o cualquier característica negativa porque entonces sí se lo queremos atribuir a la pareja.
Este es el cuento de nunca acabar, casi podríamos decir que se ha vuelto como una tradición asociar los hijos con los padres y las características de estos; sin embargo, lo que sí es un hecho es que el carácter y la personalidad se forman hasta que cumplimos alrededor de 18 años.
Lo que a muchos padres no les parecerá tan gracioso son los resultados que arrojó un reciente estudio acerca de quién determina la inteligencia de los niños; ellos saltarán y dirán que es su culpa, que son los responsables de tener un niño o una niña tan lista. ¡Pues no, señor!
De acuerdo con este estudio, son las mujeres quienes determinan la inteligencia del bebé, esto porque los genes de la inteligencia se encuentran en el cromosoma X, y no sólo eso, los doctores Horst Hameister y UlrichZechner, de la Universidad de Ulm, Alemania, determinaron que “las mujeres tienden a ser mejores en general en las pruebas de cociente intelectual, que en promedio están en alrededor de 100 puntos, mientras que los hombres tienen un promedio de 99 puntos”.
Imagen de película animada.
Al estudiar genes relacionados con daños cerebrales, encontraron que muchos de estos genes se hallaban en el cromosoma X. Estos genes están relacionados con la memoria y terminaciones nerviosas en el cerebro.
La base científica de este asunto reside en la existencia de “genes condicionados”. En concreto, algunos genes condicionados solo se activan si proceden de la madre. En caso de que este mismo gen sea heredado por la vía paterna, no se activa.
Además, una investigación de la Universidad de Washington demostró que un lazo fuerte entre madre e hijo también ayuda al desarrollo físico del cerebro. Durante varios años siguieron de cerca la relación entre varias madres e hijos.
Los niños que recibían los estímulos correctos para sus necesidades afectivas e intelectuales a los 13 años tenían un hipocampo 10% más grande que el del resto. Esta zona del cerebro está relacionada con la memoria, el aprendizaje y la respuesta al estrés.
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