Más de 15 agredidos, entre ellos una embarazada, mujeres, niños y el equipo de prensa del diario La Verdad de Vargas, fue el saldo que dejó la intervención de efectivos de la Policía de Vargas en el sepelio del barbero asesinado presuntamente por tres efectivos de dicho cuerpo policial, reseña La Verdad.
Los hechos se suscitaron desde en el semáforo de Guaracarumbo- Catia la Mar hasta la altura de la pasarela de La Páez entre las 11:30 de la mañana y las 12:00 del mediodía de este jueves , cuando los uniformados se tornaron violentos antes la demanda de justicia que hacían familiares y amigos de Johan Manuel González Viñale (33), quien habría asesinado por tres Polivargas, y luego lanzado por un barranco.
Yamilet Tortoza, prima del fallecido, aseguró que “la violencia de parte de los funcionarios se genera en Guaracarumbo, donde le pegaron a los muchachos, les partieron la cara y los teléfonos y a algunos se los llevaron detenidos”.
Relató que en ese punto los polivargas rociaron gas pimienta dentro del autobús en el que iban los amigos del barbero.
“Fueron más de 10 golpeados. Una embarazada se desmayó por el gas, los niños de 7, 8 y 9 años salieron llorando y vomitando del autobús; a la encargada de la barbería le echaron el gas en la cara. Todos tuvieron que bajarse de la unidad”.
Asombra que los policías se hicieran presentes “a vigilar” el cortejo fúnebre, cuando tres de sus compañeros están implicados en el crimen.
Tortoza explicó que en ningún momento trancaron la vía, solo cumplían la luz roja del semáforo. “La idea era continuar, pero los policías se tornaron violentos”.
Dijo que en La Páez detuvieron a un muchacho, que estaba recién operado, a quien además golpearon.
“Aquí le volvieron a echar gas pimienta a un bus. Tengo familiares que vieron todo. Como en ese punto había muchos policías, le pedí a los motorizados que nos acompañaban que no se pararan para evitar que nos siguieran agrediendo”.
Sostuvo que en la Fiscalía realizaron la tercera parada, y fue allí donde la propia fiscal superior de Vargas medió.
“La fiscal nos garantizó que los funcionarios no nos iban a molestar más. Ellas les dijo que se retiraran porque no necesitábamos acompañamiento. Desde ahí todos seguimos en sana paz y aunque en el trayecto al cementerio nos topamos con algunos polivargas, no hubo ningún altercado”.
Irrespeto al dolor de la familia
Del abuso policial que se registró en el sepelio del barbero no se salvó el fotógrafo Erick Quijada y quien redacta esta nota, que además es jefa de Información de este diario próximo a cumplir 19 años junto al pueblo varguense.
El motivo: atender el llamado de la gente para que cubriéramos la agresión de los polivargas contra un hombre justo debajo de la pasarela de La Páez.
“Saqué la cámara y entonces me caen tres policías: dos me golpean la cara y me arrancan el carnet, mientras el otro me arrebata mi instrumento de trabajo”, contó Quijada.
A quien suscribe la nota –Amy Torres- la embistieron tres uniformados, “que de forma grosera me gritan, me someten y me despojan de mi teléfono celular, que al cierre de esta edición no había aparecido”.
Ambos acudimos a la Fiscalía, donde formulamos la denuncia. “Allí se presentó el comisionado Lenny Leonardi, jefe de Polivargas, con la cámara, que tenía el lente dañado y de la que borraron las últimas fotos de la cayapa que lideraron los uniformados”.
En la Zona 1, donde decidimos denunciar el mal procedimiento policial, fuimos sometidos a una verdadera tortura moral al pretender que reconociéramos a nuestros agresores a través de un registro fotográfico de más de 1.000 efectivos, que de paso eran presentados cada uno de civil y uniformados.
Freddy Sánchez Monasterios, amigo de la víctima, también se presentó en la Fiscalía para denunciar que fue golpeado en la cara, despojado de sus documentos personales y de su teléfono por los Polivargas.