La entrada del yuan este sábado en el club cerrado de las monedas de referencia del FMI supone una “etapa histórica” para la internacionalización de la divisa, declaró el banco central chino y prometió, a cambio, una “profundización” de las reformas financieras y de la apertura del país.
AFP
A partir del sábado, la divisa china es oficialmente parte integrante de la unidad de cuenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), los Derechos Especiales de Giro (DEG), cesta en la que ya figuran el dólar, el euro, la libra esterlina británica y el yen japonés.
Es “una etapa histórica” para el renminbi (nombre oficial del yuan), que “confirma los logros de China en el desarrollo económico, así como los frutos de las reformas y de la apertura de su sector financiero”, comentó el banco central del gigante asiático (PBOC) en un comunicado.
“China ve esta inclusión como un giro. Va a profundizar sus reformas, ampliar la apertura de su sector financiero y reforzar sus contribuciones” para “consolidar el sistema financiero mundial”, prosiguió.
Desde hace varios años China no escatima esfuerzos para convertir el yuan en una moneda de reserva internacional, a la altura de su rango de segunda potencia económica mundial, con una apertura muy gradual de su mercado como telón de fondo.
El espaldarazo del FMI es por tanto una victoria diplomática para Pekín, y tiene una fuerte carga simbólica pues hace entrar oficialmente al yen entre las grandes monedas mundiales.
Esto podría “acelerar la diversificación de las reservas de los bancos centrales y fondos soberanos en la divisa china”, incluso si “no están obligados a ajustarse estrictamente a la composición de los DEG”, señala Dariusz Kowalczyk, analista del banco francés Crédit Agricole, quien prevé un crecimiento de sus reservas en yuanes de 25.000 a 30.000 millones de dólares.
Contrariamente a las otras monedas de la canasta del DEG, el yuan no es plenamente convertible y la repatriación de capitales invertidos en China por extranjeros sigue siendo difícil.