La dirección del Partido Socialista español, primero de la oposición y clave para la formación de Gobierno en España, decide hoy, profundamente dividida, si mantiene como líder a su secretario general, Pedro Sánchez.
EFE
El llamado comité federal del PSOE, órgano máximo entre congresos, ha reunido esta mañana a sus casi 300 miembros en su sede de Madrid para optar entre apoyar a Sánchez o constituir una comisión gestora que, en todo caso, habrá de convocar un congreso extraordinario.
El secretario general advirtió la víspera que dimitirá de su cargo si el comité federal respalda la abstención del grupo socialista en el Parlamento para permitir la formación de Gobierno al conservador Mariano Rajoy (Partido Popular, PP), presidente en funciones desde hace más de nueve meses.
Sumido en la crisis más grave de su historia moderna, el PSOE llega al comité federal con dos bandos muy enfrentados en una lucha de poder que determinará el futuro de un partido que ha gobernado España 21 de sus 39 años de democracia.
El miércoles pasado dimitieron 17 de los 35 miembros de la comisión ejecutiva que dirige Sánchez y que es el órgano encargado de aplicar la línea política decidida por el comité federal.
El llamado sector crítico se ha enfrentado a Sánchez porque considera que su ejecutiva ha quedado disuelta tras las 17 dimisiones; porque cree que no es posible el “gobierno alternativo” al que aspira al secretario general, y porque responsabiliza a éste de las cuatro elecciones perdidas en menos de un año, dos generales y dos regionales.
La única persona que parece dispuesta a relevar al actual líder, caso de que éste pierda la votación de hoy, es la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, jefa también del mayor feudo socialista en España.
El viernes por la noche, en una inesperada comparecencia, Sánchez declaró: “Si el comité federal mañana (por hoy, sábado) decidiera cambiar su posición y pasar a la abstención, obviamente yo no podría administrar una decisión que no comparto”.
La jornada de hoy, pues, puede ser decisiva no sólo para el futuro del PSOE sino para la formación de un Gobierno en España o la convocatoria de unas terceras elecciones generales que todos los partidos prometieron evitar.