La dictadura constitucional tiene un largo recorrido en las ciencias políticas. Su origen se remonta al derecho romano. En esta época se nombraba un dictador para realizar una tarea específica y cuando ésta era concluida, su mandato cesaba. Cada vez que los mandatarios se acercaban a Luís XIV “ el Estado soy yo”, aparecía la propuesta de Nicolás Maquiavelo consistente en un modelo de gobierno mixto, prototipo republicano, para permitir que en situaciones de peligro, los distintos grupos de la sociedad sirvieran de contrapeso entre ellos, sin ninguna hegemonía.
En el planteamiento de Maquiavelo se propone que para afrontar los incidentes que pongan en peligro la salud de la patria o la gloria del Estado, ha de prevalecer una dictadura constitucional como remedio temporal. El filósofo italiano admiró la autocracia como institución republicana y constitucional, encaminada a brindar protección al régimen y a las libertades ciudadanas de cara a las más graves amenazas internas y externas. Maquiavelo sostuvo que la autoridad dictatorial era benéfica para la República Romana, porque se hallaba sujeta a límites severos, los cuales consistían en que el autócrata estaba impedido de actuar en detrimento del Estado, no podía arrebatar la autoridad al Parlamento, ni tampoco anular o reemplazar la Constitución.
La dictadura constitucional del siglo XXI conserva rasgos de la del siglo XX, pero introduciendo nuevas modalidades. En algunos países, quienes están en el poder señalan a todo adversario como enemigo. Destacan la “amenaza” que significaría la victoria de los opositores. Coexiste una legalidad democrática precaria con la apelación a la democracia plebiscitaría que pretende establecer, un camino y un pensamiento único.
Los procedimientos democráticos son menospreciados. Se excluye a la minoría o la mayoría, según sea el caso. Se busca consolidar un Estado controlado por una persona, un partido o una junta militar. En estas circunstancias se establece un gobierno de facto con propensión a ejercer arbitrariamente el mando en beneficio de la minoría que lo apoya, asimismo, se bloquea la posibilidad de que la oposición llegue al poder por medios institucionales. La ultima modalidad de la dictadura constitucional del siglo XXI, ajena a los planteamientos de Nicolás, reside en el control de la opinión pública. Este hecho altera la equidad de los procesos electorales, desnaturalizando el principio de: un ciudadano un voto. Con estas actitudes tan viles, se trunca la alternancia en el poder y se garantiza la continuidad de los hegemones.
*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
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