“Oink, oink, oink”, era la burla que le hacía Oleg Ponomarev a su esposa Anna Ozhigova que se encontraba deprimida debido a una mala operación de nariz que le dejó los orificios nasales desproporcionados.
La operación allanó el camino para que se dispararan una trágica cadena de eventos que comenzó con problemas maritales, pasó por el divorcio y terminara en muerte.
Ozhigova se lanzó desde el apartamento de sus padres, ubicado en la ciudad de Omsk en Siberia, al vacío cargando en brazo al pequeño hijo de ocho años de edad de ambos.
La madre dejó una carta explicando las razones de tan terrible suceso.
“El cirujano me convenció de que mi nariz no me combinaba… tengo problemas con mis expresiones faciales, mis orificios nasales quedaron como los de un cochino y mi esposo se burla”.
Fuente: DailyMail