Hugo Chávez y la manada de narcotraficantes
La pocilga de crimen, corrupción y totalitarismo en la que nos sumergió Hugo Chávez y su chavismo, es decir, Maduro, Flores, Diosdi, los Rodríguez y la manada de narcotraficantes que lo acompañan, llega a su fin. Todo el ruinoso daño causado, esta desolación, esta deshonra histórica, toda su parafernalia y la farsa, se desbaratan. El cinismo criminal se agotó.
La palabra dictadura, ¡al fin!, ya es unánime. Ahora sí, ¡al fin!, no hay eufemismos ni falacias en los diagnósticos. Juntos lucharemos, ¡al fin!, por recuperar lo que se nos ha arrebatado: la libertad.
¡Al fin nos levantamos de la “mesa”, la calle nos unirá aún más!
La peste y el venezolano como estrago
En el año 2002, a raíz de los acontecimientos de abril, lo advertimos: con el chavismo no enfrentábamos una dictadura ortodoxa y tropical más de las que la tradición latinoamericana nos ha hecho víctimas, no, con el chavismo estaríamos ante una de las dictaduras más depravadas y aterradoras de nuestra historia, su desprecio y su cinismo, lo encubierto de sus hostiles planes, pero sobre todo, el dineral con que contaban para comprar –o apagar– voluntades causarían un holocausto (a la caribeña) en Venezuela, seríamos una ruina cinematográfica.
Ya los somos. Nos cayó la peste.
Somos su estrago.
¿Ahora sí?
Me provocan escalofríos los imbéciles que todavía niegan la naturaleza dictatorial y criminal del chavismo. Los que lo niegan o los que despiertan –todavía con lagañas en los ojos y un rastro de babita escurriendo por su boca– para advertir que “ahora sí” el chavismo se sobrepasó, que la democracia imperfecta se extralimitó y que debe ser catalogada como una dictadura.
¿Ahora sí?, después de todo lo que hemos padecido, ¿ahora sí? No discutiré porque urge mantener la unidad, esa discusión la daremos en su momento, lo único que diré es que la dictadura lleva instalada mucho tiempo. No nos hagamos los pendejos.
Chávez la inició y la legó.
El súbdito Borbón, Zapatero, pone orden en Venezuela
El delirante afán de Hugo Chávez por masturbar su ego y conservar el poder lo llevó a entregar inescrupulosamente nuestros recursos e intereses a otras naciones. No me refiero sólo a Cuba, sino a Brasil, Argentina, China, España, y un pérfido etcétera. Lo único que le interesó al sátrapa fue el reconocimiento y el poder, siempre a costa del sufrimiento y hundimiento del pueblo venezolano; fue inescrupuloso en ese sentido.
El rol de Rodríguez Zapatero en el actual escenario político venezolano es una vergonzosa prueba de ello. Es inaceptable, un insulto a nuestro nacionalismo y un irrespeto colosal a la memoria de Bolívar que, a casi doscientos años de la Independencia, un español, súbdito de un Borbón del linaje de Fernando VII, a quién nuestros próceres sacaron a patadas del país por imperialista, sea el que venga a Venezuela a disponer de nuestro sistema de justicia, a liberar presos políticos, a suspender elecciones, a pre-dialogar –a oscuras– con la oposición y la dictadura, y a determinar cuál es el rumbo que debe seguir el país.
No es una paradoja que ello ocurra, es mucho peor, es una vergüenza histórica.
No nos engañemos
Lo más grave de lo que estamos viviendo, no nos engañemos, no es que hayan suspendido el Revocatorio. Ahí no está el golpe de estado, lo más grave, donde se golpea verdaderamente al Estado, es el desconocimiento de la naturaleza controladora y legislativa de la Asamblea Nacional. Ahí está el golpe.
La sentencia emanada del usurpado Tribunal Supremo de Justicia es el ardid con que el chavismo pretende anular el poder popular por excelencia en una democracia, la Asamblea Nacional. Desconocer a la Asamblea Nacional (que un poder público soberano) en una vil sentencia es mucho más delicado que la suspensión del Revocatorio (que es un derecho).
La dictadura no es más o menos dictadura porque haya ocurrido éste o aquél nuevo hecho criminal, la dictadura lo ha sido desde hace mucho tiempo.
Lo importante es rebelarse contra ella y derrumbarla.
La rebelión popular y el poema de este siglo
La rebelión popular comienza como un acto de conciencia crítica, como una rebelión individual contra la tiranía de nuestras comodidades y miedos. Cada quien decide por sí mismo si se rebela o no. Nadie puede llamarnos a la rebelión sin que nosotros decidamos acompañarla, nadie puede asumir por nosotros las consecuencias de rebelarse contra un totalitarismo tiránico como el chavista, cada quien decide frente al espejo de su conciencia si es esclavo o si es libre. La rebelión popular es una suma consciente, racional y profundamente ética de rebeliones individuales.
¿Estás preparado para ser libre? ¿Estás decidido a rebelarte o alargarás la agonía?
Quien se rebela frente a una tiranía es un poeta de la civilización, su acto es un sublime verso escrito por la voz de su conciencia. Quizá por ello el chavismo me acusa de poeta. Quizá por ello nuestra rebelión será el poema venezolano mejor escrito de este siglo.
Quizá por ello tú y yo volvamos a ser libres.
@tovarr