El presidente Maduro hábilmente escapa hacia adelante llevándose por el medio los principios democráticos y sin mirar para atrás y observar todo el daño que causan sus decisiones a las instituciones del Estado Venezolano. Todas sus acciones y sus narrativas se convierten en manifestaciones de un presidente revocado, derrotado, sin futuro, soberbio – por cierto uno de los principales pecado capitales, olvidando su reciente socialización por la paz con el sumo pontífice – y siempre con una postura desafiante, no ayudan a buscar caminos reales a la paz en Venezuela.
En nuestras más recientes investigaciones de opinión pública, develan que más de 90% de los venezolanos opinan que, en términos generales, la situación en Venezuela va por mal camino. Los indicadores económicos y sociales que presenta el país son graves, el juego pareciera que hoy día está trancado por todos lados. En la oposición no germinan decisiones finales para atacar las fisuras que existen en la dinámica perversa condicionan este complejo momento histórico. Sin embargo, Venezuela sigue entrado en una fase cierre de ingobernabilidad, la solución idónea sería el revocatorio o en su defecto las elecciones generales, pero aceptaría el gobierno algunos de los dos eventos electorales consciente que va a perder, la lógica apunta va a negar todo, existe 80% que quiere cambio y esos millones de venezolanos son una “bomba de tiempo” que pudiera explotar con una dosis de violencia el día o momento menos pensado por el gobierno.
Existe una premisa significativa para analizar y comprender por qué el gobierno ahora no le gusta contarse, los resultados 6D 2015 mantiene una proyección en constante ascenso, vinculante al futuro de Maduro en el poder central. Esta realidad se conecta con el contexto político nacional refleja algunos indicadores como: la inestabilidad política, instituciones debilitadas, corrupción e ineficiencia y violaciones constantes a la Constitución. Emergiendo con mucha fuerza una vertiente que revela el debilitado sistema de partidos que no influye la gobernabilidad en la representación de los ciudadanos. No obstante, la gobernabilidad es un desafío superado en otras naciones han sabido administrar el bienestar en democracia, mediante una justa distribución de los recursos sin distingo de ideologías políticas.
El gobierno perdió toda credibilidad con todos los estratos sociales y más con las clases medias (Estrato C), no tiene mañana, la credibilidad del presidente Nicolás Maduro se mueve en entre 15% y 13%, además, la población asegura 78,6% no cree que él debe seguir hasta 2019. Es decir, quieren que termine su mandato presidencial antes que culmine su periodo. El 83% manifiesta no cree en lo que él promete para mejorar la calidad de vida de todos los venezolanos. Para los eventos electorales el gobierno no tiene ahorros estratégicos y tácticos. El primer mandatario nacional la semana pasada salió de gira por el medio Oriente porque las finanzas públicas en las mejores condiciones del precio de petróleo van a tener un faltante de más 10 mil millones de dólares este año 2016, por sus posturas antidemocráticas y discursos marxistas, evidentemente, tiene cerrado el acceso a importantes mercados de capitales internacionales: Americano y Europeo.
En síntesis, cuales son los resultados: Presidente interpelado por el 80% de los venezolanos, solo cuenta con apoyos estratégicos de algunas instituciones del Estado, pero sin capital político, con la “botija” vacía, enemigo de los gobiernos democráticos, sometiendo pueblo a una crisis económica, humanitaria, potenciando con sus incendiarios discursos la complejidad política nacional y social, modelando un sistema político fracasado, sin aceptación en la mayoría del pueblo … si hacemos uso de la interpretación de la praxiología enfocada en el todo, comprendemos que el presidente tiene muchos nudos críticos, su rebeldía irracional convoca a la conclusión: El presidente Maduro esta revocado.
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