Lucía, argentina de 16 años, Joseline, mexicana de 22, y Florencia, chilena de tan solo 10, son las más recientes víctimas de crímenes atroces contra las mujeres en América Latina, una región que recién despierta ante el espanto de la violencia machista, reseñó AFP.
El caso de Lucía Pérez, drogada, violada y torturada hasta la muerte, estremeció a Argentina, donde miles de personas salieron a manifestar en repudio de ese crimen el 19 de octubre, una jornada de protesta que también se cumplió en Chile, Uruguay, Bolivia y México, países sacudidos por sus propios dramas.
Por esos mismos días, Florencia, en Chile, fue asfixiada por su padrastro, y en México Joseline Peralta Aguirre fue hallada muerta, estrangulada y cubierta de moretones.
En Perú, el presidente Pedro Pablo Kuczynski había acudido en agosto a una manifestación similar, que congregó a unas 50.000 personas. A lo largo de América Latina, sindicatos y partidos políticos se han sumado a este movimiento.
“Sí, ha habido un cambio y es muy importante. Este llamado a la tolerancia cero está llegando a todas partes y especialmente los jóvenes se han activado”, se felicitó la india Lakshmi Puri, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, en declaraciones a la AFP.
Puri evocó el caso de su propio país, donde la violación colectiva y la tortura de una estudiante a fines de 2012 provocó una movilización histórica.
En América Latina, que “sufre y ha sufrido de una pandemia de violencia”, se ha producido la misma ola de indignación frente a los abusos brutales contra mujeres y niñas, sostuvo.
El panorama en la región es sombrío: de los 25 países con más asesinatos de mujeres en el mundo, la mitad son latinoamericanos.
El impulso de las redes sociales
“Es tremendamente peligroso ser mujer en América Latina”, se lamenta Ariadna Estévez, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, país particularmente marcado por los feminicidios en Ciudad Juárez, donde casi 400 mujeres fueron asesinadas en una década.
Sin embargo, sostiene que “hay un despertar, mucho a través de las redes sociales”.
Desde el año pasado se creó en Argentina la etiqueta #NiUnaMenos” y en México #Primaveravioleta.
El uso de “las redes sociales fue fundamental y sirvió de catarsis”, refirió Estévez.
“Muchas mujeres no habían hablado del acoso y la violencia que habían vivido”, pero al compartir las experiencias, por ejemplo en Brasil, con la campaña #Meuprimeiroassedio (Mi primer acoso) se dieron cuenta de que lo mismo le había pasado “a la mayoría de las mujeres”, dijo.
En Uruguay, la asistente social Fanny Samuniski atiende desde a mujeres maltratadas en la asociación Mujer Ahora, y nota una evolución a lo largo de los años.
“Al principio venían diciendo: ‘estoy desesperada, quiero que le hablen’. Ahora vienen más bien preguntando: ‘¿cuales son mis derechos?'”, indicó.
En este pequeño país, reconocido por estar entre los primeros de América Latina que permitió el divorcio y el aborto, 19 mujeres han sido asesinadas este año por su pareja o por su expareja, de acuerdo con esta asociación.
Las nuevas generaciones
En junio, Uruguay se horrorizó ante el caso de un hombre que prendió fuego a la casa de su excompañera. La mujer quedó gravemente herida, y sus tres hijos así como una amiga murieron.
“Las mujeres denuncian muchísimo más que antes, pero se aguantan 10 años” antes de hacerlo, muchas veces porque no pueden mantenerse solas, indicó Samuniski.
Esta activista se esfuerza para que el término “feminicidio” sea incluido en el código penal de Uruguay, al igual que lo han hecho ya otros 16 países de la región para que este delito se contabilice y sancione mejor.
Con casi 80 años de edad, le entusiasma ver manifestaciones masivas de rechazo a la violencia contra las mujeres.
“Las mujeres de mi generación, éramos mucho más tímidas, ellas son mucho más guerreras”, aseguró.
La argentina María Nieves Rico, directora del departamento de género de la Cepal, participó en la manifestación que se hizo el 19 de octubre en Santiago de Chile, sede de ese organismo de la ONU.
“Me llamó muchísimo la atención, muy positivamente, la cantidad de chicas jóvenes, muchas acompañadas por su pareja o por otros muchachos”, comentó.
Hará falta tiempo para cambiar las mentalidades, pero Rico destaca que las mujeres “hoy nacen en otro contexto, se educan en otro contexto, tienen otros recursos” y “siempre ayuda” que se escuchen sus voces. “Los silencios no ayudan”, remató.