La estrategia comparada con la del adversario, el estudio detallado donde se escenificará la batalla, sin dejar nada olvidado ni al azar, como consecuencia y conclusión, diseño eficaz de la maniobra que llevará a la victoria.
Eso es lo que la oposición no parece percibir ni hacer, el madurismo en cambio sí.
¿Paro petrolero? Fue enorme, colosal. Resultado: la empresa y el negocio quedaron en manos del presidente y su fanática concepción de gobierno. Los gerentes, buenos en su especialidad pero no consideraron: para los militares lo que afecte al petróleo perturba al país, a los ciudadanos y sus actividades, desesperó a todos, sin gasolina, ni vehículos o transporte popular. En consecuencia, es asunto de seguridad nacional.
¿Huelga comercial? Se detuvo más de medio país, abastos, panaderías, auto mercados, empresas, industrias y negocios de servicio público. Es de señalar que, para embrollar la vida al gobierno, complicaron la tranquilidad de los ciudadanos.
Aquellos militares que se atrincheraron en la Plaza Altamira. Chávez desarrolló una estrategia pasiva: no hizo nada, los abandonó, habló contra ellos, dejó que se agotaran, los ridiculizó sin darles causas para el martirio.
Abril 2002, evacuaron a Chávez de Miraflores. Sin embargo, no supieron qué hacer. No habían previsto una estrategia para el día siguiente. Un general señaló que el presidente había aceptado renunciar. Oficiales lo trataron en prisión como Presidente, no como preso. A continuación, la patética asunción de un civil sin carisma ni respaldo legal, anunció la anulación de poderes y leyes por su cuenta y voluntad.
La Mesa de la Unidad Democrática, cuyos méritos y logros son evidentes, ha fallado por no tener una estrategia propia basada en el eficaz análisis de la oficialista. Sus actuaciones son casi siempre simples respuestas a acciones e iniciativas oficiales. Vociferan sus maniobras y se diluyen en discrepancias.
El diálogo siempre estuvo, el secretismo, la mentira e indecisiones han terminado por dar la iniciativa al Gobierno y, ahora, al Vaticano. Hay que tomar en cuenta que la oposición no la tiene sencilla, hay un grupito de partidos con más votos cada uno que todos los demás. Sin embargo, esos “demás” también se la juegan y corren riesgos.
Existen destrezas que se deben desplegar de manera permanente, que o no se han desarrollado, o no han tenido el éxito esperado. Por ejemplo, involucrarse con pasión, sinceridad y desinterés en las zonas menos favorecidas, donde viven y padecen los que tienen que aguantarse largas y peligrosas colas para comprar lo básico, víctimas del malandraje, excesos policiales y militares, diarias fallas de los servicios públicos, la falta de atención médica. No es sólo la clase media perjudicada, también la popular que han llevado al Presidente Maduro a un 80 % de reproche; que él, trata a diario y desesperado ignorar. Justamente lo que la oposición debe tener en cuenta, con destreza razonada y definida, no una disposición a golpear según el porrazo, sino a aporrear donde realmente duela.
En estos momentos en los cuales el diálogo parece consolidarse -con altibajos, dimes y diretes- cuando se ejecuta el compromiso de las partes en participar, no es conveniente obsequiarle al atribulado oficialismo motivos para argumentar saboteo. Son especialistas en engaño y manipulación.
Los opositores no deben erosionar el proceso en el cual tienen mucho más por ganar que perder. El pueblo es otra cosa, no es un dialogante, ha pasado demasiado tiempo y es mucho lo que ha sufrido. ¡Cuidado con la furia de un pueblo paciente!
La oposición debe inspirar la protesta y el reclamo. Y cuando realmente se dirija al centro y el oeste de Caracas lo acompañe, será poder. Es allí donde está la fuerza, no en Miraflores plagado de errores, cegueras y fantasmas. Los ciudadanos están desilusionados, se sienten engañados, se consideran burlados, timados. No es culpa de ellos, es error político no saber comunicarse. Desechar la obsesión con la casa de Misia Jacinta. No es lo que fue, hoy sólo es una residencia que no representa jerarquía, asiento de un poder devaluado que perdió conexión popular, y sólo alberga presuntos revolucionarios, que perdieron el rumbo incluso antes de emprender el camino que los ha llevado a guerrear por sobrevivir, están en el ocaso de su estadía y pronto a irse.
Eso es lo que hay que deliberar, amigos en rebelión, mujeres líderes por méritos propios. Descubrir qué es lo que le conviene al oficialismo para entonces decidir qué nos conviene a nosotros. !Valentía con inteligencia y estrategia!
¿Marchar a Miraflores? ¡Sin duda, hay que hacerlo, no para llegar sino para permanecer! El Gobierno desea que un grupo opositor marche a palacio, unos y otros nos están retando, como los guapos retan a quienes consideran débiles. Los empujan, los insultan, los golpean hasta que el débil reacciona instintivamente y son golpeados sin piedad, de hecho con satisfacción viciosa.
Para seducir, pero también controlar, el oficialismo creó las milicias, los colectivos, los CLAP y cualquier ocurrencia. Aún así, con dificultad logran 20% de aprobación. Los ciudadanos entienden mejor de lo que juzgan los populistas, pero ni estúpido ni paciente para siempre. Muchísimo cuidado al confundir, hacerse los pendejos con ser pendejos.
La marcha hacia Miraflores es indicadora, no como convocatoria de líderes sino como auténtica y categórica decisión popular. Cuando deba ser, cuando el 80% adquiera conciencia de que el 20% no es tan guapo sino un débil con habilidades histriónicas. Ocurrirá, de hecho está sucediendo.
Es necesario estudiar e interpretar qué piensa realmente al oficialismo. El referendo es una cuestión, las elecciones regionales otra, las presidenciales. Todas revelan una coincidencia: la desventaja abrumadora -80 a 20- contra el régimen. O están ciegos y sordos, o están tramando algo, y es eso lo que debemos averiguar a tiempo. Estar un paso adelante y formular la estrategia vencedora.
Ocupar el poder por vías democráticas es el objetivo, con palacio o sin palacio. Porque no es allí donde está el poder, es en la gente y no sólo en los que se reúnen en Chacao, Hatillo y Baruta: es el 23 de Enero, Catia, Cota 905, el Cementerio, San Agustín, Montalbán, El Paraíso y muchos edificios de la Misión Vivienda deficientes y convertidos en cotos de la delincuencia.
Recordemos a San Juan Pablo II: “La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón” y “Por más poderoso que sea un dictador, solo es un hombre. No tengáis miedo”. Por último, lo que Monseñor Claudio María Celli expresó: “Si fracasa el diálogo nacional, el camino podría ser el de la sangre”.
Venezuela necesita ciudadanos en las calles reclamando sus derechos, no en las cárceles ni exiliados. Los muertos están en el cementerio. Dios Bendiga a Venezuela.
@ArmandoMartini