Trump reescribe el manual de instrucciones políticas para llegar a la Casa Blanca

Trump reescribe el manual de instrucciones políticas para llegar a la Casa Blanca

U.S. President-elect Donald Trump, his wife Melania, daughter Ivanka, son Barron and other family members greet supporters during his election night rally in Manhattan, New York, U.S., November 9, 2016.   REUTERS/Mike Segar
 

La exitosa campaña de Donald Trump para la Casa Blanca rompió cada una de las tradiciones y subvirtió la escena política con el mismo ruido, hipérbole y manejo de los medios que lo hizo alguna vez el hombre de negocios más famoso del mundo.

Reuters

Trump dijo a sus partidarios el miércoles que recibió una llamada de su rival demócrata Hillary Clinton para felicitarlo por su victoria tras una de las campañas más agrias en la historia reciente del país.





Desde una escalera mecánica en la Torre Trump de Nueva York, el magnate ingresó a la carrera presidencial republicana el 16 de junio del 2015 y se las arregló para ser simultáneamente carismático y combativo, elitista y populista, escatológico y santurrón para atraer el voto de estadounidenses cansados de la política partidista de Washington.

La elección del martes fue su primer intento de conseguir un cargo público, sobre la base de algo que Trump calificó como un movimiento más que una campaña.

El multimillonario atrajo a un público entusiasta a mítines donde las personas lo celebraron por “decir lo que todos piensan”. Pero sus críticos lo tildaron de misógino, mal informado, burdo, sin porte presidencial, racista, hipócrita, demagogo y acosador sexual, acusaciones que Trump niega.

A Trump, de 70 años, le llevó poco más de 10 meses eliminar a otros 16 candidatos y convertirse en el primer aspirante de uno de los grandes partidos que no ha tenido experiencia en el Gobierno desde el general Dwight Eisenhower en la década de 1950.

Trump obtuvo un récord de votos en las elecciones primarias, pero al mismo tiempo dividió al Partido Republicano.

Luego se enfrentó a Clinton, de 69 años, en una carrera marcada por polémicas que incluyó cambios de colaboradores, acusaciones de que manoseó a mujeres y su afirmación, sin pruebas, de que la ex secretaria de Estado y los medios amañaron la elección en su contra.

Trump sorprendió a muchos al decir que tal vez no aceptaría el resultado de la elección si perdía, repudiando una larga tradición estadounidense de transiciones pacíficas. También sostuvo que como presidente investigaría a Clinton por su uso de un servidor privado cuando era secretaria de Estado y prometió enviarla a la cárcel.

Su campaña tomó un escandaloso giro el mes pasado con la divulgación de un video del 2005 en el que Trump, que no sabía que lo estaban grabando, dijo a un periodista de espectáculos que le gustaba besar a mujeres sin permiso y que, debido a que era rico y famoso, podría “agarrarlas” de los genitales sin recriminaciones.

Trump, que nació en 1946 en el seno de una familia rica, restó importancia a sus comentarios calificándolos de “conversación de camarín” y negó las acusaciones de más de 10 mujeres que dijeron que las había manoseado o les había hecho proposiciones sexuales no deseadas.

PESIMISMO EN EEUU

Durante su campaña, y especialmente en su discurso en la convención republicana de julio, Trump describió un Estados Unidos oscuro que ha sido puesto de rodillas por China, México, Rusia y el Estado Islámico. El “sueño americano” está muerto, dijo, ahogado por intereses empresariales malignos y políticos corruptos, y afirmó que sólo él podría revivirlo.

Trump afirmó que hará que Estados Unidos sea grandioso de nuevo a través de la fuerza de su personalidad y sus habilidades negociadoras.

Ofreció planes vagos para obtener concesiones económicas de China, construir un muro en la frontera sur para evitar el ingreso de inmigrantes indocumentados y hacer que México lo pague.

Prometió anular la reforma de salud y negar la entrada a personas de países de Oriente Medio arrasados por la guerra, una versión modificada de su propuesta anterior de una prohibición contra los musulmanes.

Trump se promocionó a sí mismo como el mayor caso de éxito. Salió con mujeres hermosas, se casó con tres de ellas, tuvo su propio reality show y levantó rascacielos que llevan su nombre en grandes letras.

Sin embargo, su campaña estuvo llena de contradicciones. El candidato que prometió crear empleos en Estados Unidos fabrica su línea de ropa y sombreros en el extranjero.

El hombre que condenó la corrupción en política presumió de haber comprado influencias. Trabajadores indocumentados fueron empleados en sus proyectos de construcción, pese a que prometió expulsar a inmigrantes ilegales.

Además, dijo que nadie respetaba más que él a las mujeres, pero desde antes de que aparecieran las acusaciones en su contra fue calificado como misógino por burlarse de la apariencia de la candidata rival Carly Fiorina y de la ex Miss Universo venezolana Alicia Machado.

El ascenso de Trump, cuyos discursos con frecuencia eran improvisados y repletos de fuentes dudosas y afirmaciones falsas, amenazó con hundir al partido en una crisis sin precedentes.

Muchas de sus figuras pusieron en duda sus principios y se organizaron en su contra. Destacados republicanos como los ex presidentes George H.W. Bush y George W. Bush y líderes del Congreso se desmarcaron de su figura o le ofrecieron un respaldo poco entusiasta.

Trump también fue blanco de bromas por su uso de Twitter como un arma, publicando insultos y burlas contra quienes lo ofendían, como sus rivales políticos. Para fines de octubre, el diario New York Times había contado 282 personas o cosas a las que el republicano había insultado en la red social desde que anunció su candidatura.