El nuevo acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC “es mejor” que el pacto inicial firmado el 26 de septiembre pero “no sacrifica” el espíritu con el que se logró ese documento inicial, dijo este sábado el jefe negociador del Ejecutivo, Humberto de la Calle, reseñó EFE.
Los ajustes y precisiones incluidos en el nuevo documento “no sacrifican las convicciones que le dieron forma al primer acuerdo, no dimos marcha atrás en la posibilidad de un país nuevo”, señaló De la Calle minutos después de anunciarse en La Habana que las partes llegaron a un nuevo consenso para desbloquear el proceso de paz.
“Dije que el acuerdo del 26 de septiembre era el mejor acuerdo posible (…). Hoy con humildad reconozco que este acuerdo es mejor”, aseveró De la Calle, quien destacó que concretar el nuevo pacto conllevó “un ejercicio leal de democracia y diálogo” y confió en que “la base de apoyo que recoja lo haga más sólido”.
De la Calle rubricó este sábado junto al jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez (alias de Luciano Arango) el nuevo acuerdo alcanzado tras nueve días de intensas negociaciones y que incorpora aportaciones de los sectores sociales y políticos que se opusieron al pacto inicial logrado en julio y suscrito en septiembre.
Tras ser rechazado aquel documento en el plebiscito del pasado 2 de octubre, “comprendimos que era necesario trabajar con celeridad y responsabilidad en la búsqueda de un nuevo acuerdo incluyente y respetuoso”, refirió.
“Trabajamos con la certeza de que no hay más tiempo que perder. Estamos convencidos de que este documento señala caminos viables y posibles para acabar con tantas décadas de conflicto en Colombia”, subrayó el jefe negociador.
Repasó el proceso de diálogo abierto por el presidente Juan Manuel Santos tras el fallido plebiscito para recabar “inquietudes, preocupaciones y sugerencias” de los detractores del pacto inicial, y su posterior traslado a la negociación con las FARC en La Habana con el fin de incorporar el mayor número posible de propuestas al texto.
Esta última fase de negociación con la guerrilla conllevó “discusiones arduas dada la complejidad de los temas” y tuvo lugar en un “ambiente constructivo” y de “buena voluntad de las delegaciones para trabajar con disciplina y seriedad”.
El acuerdo logrado en esta segunda fase “fue además una oportunidad para aclarar dudas, resolver inquietudes pero sobre todo para unirnos los colombianos”, consideró.
También reconoció que la aceptación del nuevo acuerdo no será unánime, como tampoco lo fue en el primero, pero confió en que “la base de apoyo que recoja lo haga más sólido”, porque “se ha logrado construir una base de sustento más amplia”.
“No desistimos del propósito de reivindicar la familia campesina, limpiar la política, combatir las bandas criminales y la corrupción, contribuir a superar el problema mundial de la droga, impartir justicia pensando más en las víctimas que en los barrotes, integrar nuestros territorios”, enumeró el alto funcionario.
Y concluyó: “No podemos pedir que cese la discusión. Pero sí podemos desear que la gran decisión nacional sea poner en marcha la ejecución de los acuerdos, superar el conflicto armado, abrir caminos a la reconciliación y profundizar los esfuerzos para lograr una sociedad equitativa”.
En su intervención, De la Calle detalló algunas de las novedades del documento, entre las que destaca que durante el término de la dejación de armas “las FARC presentarán un inventario de bienes y activos para destinarlos a la reparación material de las víctimas”.
El nuevo acuerdo también incluye la mayoría de las aportaciones formuladas al capítulo de la Jurisdicción Especial para la Paz, concreta las características y mecanismos de la restricción efectiva de la libertad y elimina la incorporación del pacto a la Constitución colombiana.
Asimismo define qué se entiende por enfoque de género, incluye un principio de respeto a la igualdad y no discriminación y establece “el compromiso de respetar el principio de sostenibilidad de las finanzas públicas” a la hora de aplicar el acuerdo.
El documento precisa asimismo la forma en que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cooperarán en la lucha contra el narcotráfico.