La nueva moda para salvar al planeta: La ecosexualidad

La nueva moda para salvar al planeta: La ecosexualidad

Ecosexualidad

 

En Sydney, Australia, existe la oportunidad de tener sexo con la tierra. Basta con hacer una parada en la casa de baños “ecosexual”, la cual forma parte del Sydney LiveWorks Festival de arte experimental. De modo que esta instalación interactiva, creada por Loren Kronemyer e Ian Sinclair, gustan de la diversidad sexual para realizar una toma de consciencia en relación con la crisis ambiental que afecta a nuestro planeta.

Sin embargo, ¿qué implica la “ecosexualidad”? De acuerdo con la Escala Kinsey, esta diversidad sexual va de personas que intentan usar productos sexuales sustentables o disfrutar de chapuzones o andadas en bicicletas sin ropa, hasta aquellas que tiene prácticas sexuales con árboles o se masturba debajo de una cascada. Inclusive hay algunos ecosexuales que cometen un compromiso legal con la tierra, la luna y otras entidades naturales, mediante una ceremonia en que se atan lazos. Aprovechando que, según la socióloga de la Universidad de Nevada, Jennifer Reed, esta diversidad sexual ha adquirido una mayor popularidad en los últimos dos años; inclusive, el público cibernético ha incrementado búsquedas al respecto en las plataformas de búsqueda como Google y Yahoo. Esta creciente popularidad ha intentado lograr integrar la ecosexualidad en la comunidad LGBTTTQI –lesbianas, gays, bisexuales, travesti, transgénero, transexual, queers, intersexuales–.

De modo que Kronemyer y Sinclair pretenden reconceptualizar la manera en que se ve la tierra: de algo externo a un ser querido. Este nuevo enfoque busca brindar información para reducir el impacto ambiental de productos tóxicos usados en condones, lubricantes y otros productos sexuales, con el fin de promover sexo seguro y protegido tanto en las personas como en el medio ambiente. De alguna manera, se pretende ayudar a las personas a reconectar con la naturaleza y los propios cuerpos.

Es decir que más allá de protestas y marchas políticas, la ecosexualidad quiere llegar a las personas como una práctica personal y diaria cuyo amor a sí y al planeta puede salvar a la biodiversidad del mundo.

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