Por la información existente en los medios nacionales e internacionales de comunicación, por lo que se conoce de la actuación de la justicia en USA, España, Suiza y otros países, la familia presidencial Flores, las directivas de Petróleos de Venezuela durante los últimos 10 años, miembros de la Guardia Nacional y del Ejército venezolano , generales como Reverol y Carvajal, líderes del partido de gobierno como Rafael Ramírez, Diosdado Cabello y Tareck El Aissami, son algunas de las instituciones y personas integrantes del régimen investigadas por, o indiciadas de, estar involucradas en narcotráfico, contrabando y malversación de inmensas cantidades de dinero. Este cuadro de corrupción define al chavismo/madurismo como un grupo forajido y al gobierno venezolano como un régimen forajido. No hay miembro de la oposición venezolana que no vea a este régimen como una dictadura. Sus integrantes deberán responder a la justicia.
Sin embargo, es con esta dictadura corrompida y forajida que los venezolanos estamos dialogando. Al hacerlo ya hemos aceptado, consciente o inconscientemente, hablar el lenguaje de los forajidos, hemos aceptado olvidar por el momento la acción de calle y hemos aceptado lograr la libertad de una pequeña cantidad de prisioneros políticos, quienes – por cierto – nunca debieron estar presos, viendo esta libertad como una concesión graciosa del régimen forajido, el cual – en paralelo – sigue abusando de los venezolanos, añadiendo atropellos día a día, mientras está “dialogando” con nosotros.
Quienes pensamos que frente a la dictadura solo cabe la protesta cívica hemos sido definidos como radicales, extremistas, como destructores de la Unidad. Estoy seguro de que quienes hoy están hoy sentados a la mesa de diálogo con esa dictadura forajida nos hubieran tildado de locos si les hubiésemos pronosticado hace apenas tres o cuatro años que, en 2016, ellos estarían sentados en una mesa de diálogo con una dictadura corrupta y forajida. Nos hubieran dicho, indignados, que ellos eran gente de principios inamovibles y que los estábamos insultando.
Con esto que digo aquí no quiero sugerir que los líderes de la oposición sean unos traidores, ni mucho menos. Si quiero decir que cuando se comienza a ceder en lo pequeño se termina cediendo en lo grande, de manera insensible.
Líderes como Ramos Allup , Capriles, María Corina y Leopoldo, han dado una buena batalla por nosotros y merecen nuestro reconocimiento . Sin embargo hay líderes como María Corina y Leopoldo quienes no están de acuerdo con este diálogo, por las mismas razones de principios que menciono arriba y así lo han dicho. Estoy de acuerdo con ellos ya que sentarnos a la mesa de diálogo con una dictadura forajida representa un riesgo enorme de descender a ese nivel, de dejar de diferenciarnos de ellos. No se debe dialogar con quien solo está tratando de mantenerse en el poder y de obtener concesiones que les permitan escapar a la justicia.
En mi criterio Venezuela no se curará nunca de la horrible enfermedad que ha sufrido durante estos 18 años si no la expulsa de su sistema de manera clara. Si se contenta solamente con lograr alivios parciales, de “sentirse mejorcita” eliminando algunos síntomas, la enfermedad se le quedará enquistada y seguirá embruteciendo y corrompiendo las partes sanas de nuestro cuerpo social.
Sugiero muy respetuosamente a la MUD que se dirija a los organismos internacionales denunciando la existencia en Venezuela de una dictadura corrupta y forajida, sustentando esta denuncia con los dramáticos ejemplos que ya existen sobre la relación del régimen con el narcotráfico, el contrabando y la híper-corrupción. El régimen ha ido a la ONU, en Ginebra a pintar un gobierno respetuoso de los derechos humanos y de las leyes, mentira abominable. El mundo debe oír la verdad sobre Venezuela, esa debe ser la principal labor informativa de nuestra oposición.
La realidad de Venezuela llama a la protesta masiva. Ella llegará, impuesta por las circunstancias, pero hubiera debido llegar antes, impuesta por los principios.