Medellín, que este miércoles iba a vivir una fiesta de fútbol al acoger el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana entre Atlético Nacional y el brasileño Chapecoense, lloraba el sueño devenido en pesadilla tras el accidente aéreo que azotó al visitante.
“Me pareció una tragedia muy impactante, muy dura de aceptar y de asimilar”, dijo a AFP Ana María Ospina, una estudiante de ingeniería física de 21 años.
En la segunda ciudad de Colombia, banderas blancas de la paz y el pabellón nacional flameaban a media asta en honor a las 71 víctimas fatales que dejó la catástrofe, ocurrida la noche del lunes en una remota zona montañosa cercana. No era tiempo de rivalidades, sino de abrazar con solidaridad a los deudos.
El dolor “es una forma de unir a todas las personas, de dejar a un lado las diferencias”, apuntó esta joven menuda de tez blanca y pelo negro, a espaldas de las banderas de Alpujarra, en el centro de Medellín, donde confluyen las sedes de la alcaldía, gobernación, concejo y asamblea departamental.
“No solo Brasil y Medellín y Colombia están apoyando a todas esas familias, sino que el mundo entero les está mandando mucho amor y mucha fuerza, que es lo que necesitan en este momento”, agregó.
Lo ocurrido con el pequeño club brasileño, cuyos miembros viajaban desde Bolivia al país cafetero para jugar por primera vez en sus 43 años de historia una final de la Copa Sudamericana, segundo torneo regional después de la Libertadores, ha conmocionado a todos, sean o no hinchas.
“Debemos de estar haciendo un acompañamiento especial a estas familias que han perdido a sus seres queridos, que más que deportistas son padres de familia y personas que entregan todo para representar bien a su país y por hacer del fútbol una sana diversión”, comentó Freddy Ocampo, un funcionario de 43 años de contextura ancha y voz gruesa.
– Rivales unidos por el dolor –
Dos rivales históricos de la ciudad colombiana: el ‘verdolaga’ Atlético Nacional y el ‘Poderoso’ Deportivo Independiente Medellín (DIM) se unieron en el luto.
Atlético Nacional, actual campeón de la Copa Libertadores, convocó a una jornada de solidaridad este miércoles a las 18H45 locales (23H45 GMT) en el estadio Atanasio Girardot, donde debía disputarse a ese hora el choque con el Chapecoense, y pidió acudir con una vela blanca y atuendo blanco.
El DIM se sumó a la iniciativa y en un mensaje en redes sociales dijo que se sumaba “al dolor que embarga esta inesperada tragedia que enluta al fútbol”.
“Toda la ciudad de Medellín y todo el departamento de Antioquia (…) han mostrado su solidaridad con el equipo brasilero”, destacó Carlos Andrés Cardona, un administrador de servicios de salud de 37 años.
En Twitter, las etiquetas #FuerzaChapecoense o #FuerzaChape eran tendencia en Colombia, donde personalidades lamentaron lo sucedido y pidieron por la recuperación de los seis sobrevivientes.
“Nacional está muy golpeado, es un día triste con un dolor muy fuerte”, dijo a periodistas el DT verdiblanco, Reinaldo Rueda, cuyo club solicitó a la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), que le entregara el campeonato a la escuadra brasileña.
El once brasileño, con una historia modesta, se convirtió en la revelación de la Sudamericana cuando eliminó, entre otros, al poderoso San Lorenzo de Argentina. “Era un equipo que venía bien a representar a su país”, aseguró, visiblemente desanimado, Hernando Quizano, un funcionario de 50 años.
Medellín, que esperaba este miércoles a los deudos provenientes de Brasil y en redes sociales convocaba a traductores de portugués par ayudarlos, prevé un lleno total en el Atanasio Girardot, aunque esta vez no rodará la pelota. AFP