El concejal del municipio Mariño en el estado Aragua, Emer Álvarez, estima que más de la mitad de la población venezolana corre el riesgo de padecer un cuadro de desnutrición en el año 2017, si el gobierno nacional no corrige el problema cambiario y detiene la inflación.
“La supervivencia de millones de venezolanos está en peligro de muerte”, dijo Álvarez, quien expresó que no es necesario ser tan experto en materia económica, sino manejar datos básicos, para divisar la agudización de la crisis alimentaria en el país, por cuanto la aparición de algunos productos ha sido a precios dolarizados “y no precisamente a tasa fijada por el Simadi”, situación que asegura, le hará imposible adquirir comida a los venezolanos.
El legislador local por el partido Primero Justicia expresó que la situación que se viene registrando en la frontera colombo-venezolana, donde un bolívar tiene el mismo valer que un de un peso colombiano, conlleva a que se active una alerta roja, pues dijo, que es un indicativo que la crisis económica en el país ha traspasado los límites de lo sostenible.
“Si un peso vale igual que un bolívar y los trabajadores colombianos ganan 700 mil pesos mensuales y los venezolanos 27 mil, la diferencia entre ambos es de 26 veces a favor de los colombianos y si consideramos que el grueso de las importaciones alimenticias en Venezuela se están trayendo del vecino país, es obvio que lo que se aproxima al país es que se establezca el costo de la vida a la par de Colombia”, dijo Álvarez.
Dijo que tomando en cuenta estos números, no está lejos de la realidad entonces que los venezolanos “serán 26 veces más pobres que los colombianos”.
El concejal del municipio Mariño dijo que en la actualidad ya se hace imposible para una persona, hablar de comprar casa, apartamento o vehículo nuevo, como bienes mayores, y adquirir productos de línea blanca y marrón, se han vuelto incluso inaccesibles para los asalariados. “Las neveras, cocinas, lavadoras, televisores, computadoras tienen costos muy elevados, para quienes están gastando casi la totalidad de sus ingresos en alimentación”.
Expresó que el aumento del dólar implica un aumento también de los precios de medicinas y alimentos, y servicios en centros de salud privado, aunado al precario sistema de hospitales públicos, lo lleva imaginar un posible aumento de los índices de mortalidad, sobre todo en el sector infantil, así como una devastación de la población que sufre de enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes, además de la muerte segura de los que padecen VIH ante los elevados costos de sus tratamientos.
NP