Los intensos combates se reanudaron entre los soldados y los insurgentes en Alepo, segunda ciudad de Siria, donde las esperanzas de una evacuación rápida de miles de civiles hambrientos y asediados en el reducto rebelde quedaron en el aire. AFP
Al menos siete civiles murieron el miércoles por disparos rebeldes contra dos barrios en manos del gobierno, según la televisión pública siria.
Rusia, principal aliado del presidente Bashar Al Asad, acusó a los rebeldes de haber desatado las hostilidades, tras varias horas de tregua, mientras Turquía, que apoya a la oposición, culpó a las tropas del régimen y a sus aliados.
El acuerdo de evacuación habría permitido a los miles de civiles que lo desearan abandonar las últimas posiciones de los rebeldes en la ciudad del norte, donde llevan sitiados desde hace más de cuatro meses por el ejército, privados de medicamentos, servicios básicos y alimentos.
Tras una pausa de varias horas, se retomaron los bombardeos contra los barrios rebeldes de Alepo, precisaron corresponsales de la AFP en el lugar y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Una pérdida de Alepo, su principal bastión en Siria y símbolo de la revolución, marcaría el fin de la rebelión en esta ciudad, cuya parte este controlaban los insurgentes desde 2012.
En cambio, la derrota de los rebeldes supondría la más importante victoria del poder desde el comienzo de la guerra, en 2011.
Tiritando de frío
Cientos de civiles han muerto y casi 130.000 han tenido que abandonar sus hogares a causa de la ofensiva de las fuerzas prorrégimen, lanzada el 15 de noviembre con el fin de recuperar la totalidad de la ciudad.
En el último reducto rebelde de Alepo, principalmente en el barrio de Al Mashad, una multitud de civiles, cargados con sus pertenencias, se agolpaba en las calles.
Llevaban esperando desde las 05H00 cualquier noticia sobre la evacuación, según otro periodista de la AFP. Muchos habían pasado la noche al raso, tiritando de frío bajo la lluvia.
Una veintena de autocares seguían esperando en el barrio de Salahedin, dividido entre el régimen y los rebeldes, constató una periodista de la AFP allí presente.
Rusia, que apoya militarmente al régimen, acusó a los insurgentes por la reanudación de los combates.
“Aprovechando la tregua, los rebeldes se reagruparon al alba e intentaron franquear las posiciones de las tropas sirias en el noroeste de Alepo”, afirmó un comunicado del ejército ruso. “El ataque terrorista fue rechazado. El ejército sirio prolongó sus operaciones de liberación”.
En el bando opuesto, Turquía acusó al régimen sirio y a sus aliados terrestres -los combatientes iraníes y los del Hezbolá libanés- de imposibilitar el cumplimiento del alto el fuego.
El acuerdo, apadrinado por Rusia y Turquía y que debía entrar en vigor a las 03H00 GMT, fue “suspendido”, según un responsable rebelde y una fuente próxima al régimen.
Según los rebeldes, el régimen y sus aliados iraníes “impusieron nuevas condiciones” al acuerdo, mientras que la fuente próxima al poder subrayó que Damasco había expresado su desacuerdo sobre el elevado número de personas que debían ser evacuadas.
Según explicó Yaser Al Yusef, responsable del influyente grupo Nuredin Al Zinkim, el acuerdo prevé que “los heridos y los civiles sean evacuados” en primer lugar, seguidos los rebeldes. A su salida, “elegirán si quieren ir al oeste de la provincia de Alepo o hacia la provincia de Idlib (noroeste)”, en regiones bajo control insurgente.