Justo cuando resta muy poco para cerrar un año que ha significado un verdadero desafío para los venezolanos, es apremiante recordar que aún nos queda por delante la premisa de mantenernos juntos para batallar las vicisitudes que nos deparará el 2017 y que sin duda serán muchas. Los corazones y el espíritu desmesurado de nuestros hermanos no deben ser mayores que el arduo trabajo de salir adelante por recuperar la otrora Venezuela que desangrada y entre sollozos un vuelco que nos proporcione satisfacciones y no más decepciones, de esas que le confieren un tono gris a la cara de nuestro pueblo.
Por mucho que intenten enturbiar nuestro desempeño debemos recordarle que pese, a que han tratado con mil artimañas desprestigiar nuestra labor titánica por salir de este régimen criminal, nosotros nos debemos a ustedes y que aunque los tiempos se tornen sombríos, jamás, bajo ninguna circunstancia posible, haremos a un lado nuestra responsabilidad social con los venezolanos que estas navidades no tuvieron que comer, a esos que con las uñas reunieron alguito de dinero para tener un pan en la noche buena y ni hablar de aquellos padres que mucho sacrificio lograron llevar un presente a los niños que conservan con ilusión y propia de su inocencia la festividad por estas fechas, a ellos, a los cientos de venezolanos que hoy son presa de la tristeza y la incertidumbre, les pedimos no decaer, les pedimos permanecer frente a esta inconmensurable tarea de trabajar cada día por un futuro de gloria.
El 2017 pinta colores de lucha, porque esa encomienda no se acabará hasta ver caer a quienes nos han mermado al mínimo cualquier atisbo de paz, seamos los garantes de una nueva Venezuela, la que queremos todos, ese debe ser nuestro principal motor este venidero año. Peleemos por un país donde no haya inseguridad, donde no hayan muertos a granel por inexistentes políticas públicas, trabajemos juntos este próximo año por sacar del ruedo a esos gobernantes que no conocen el significado del trabajo desmedido por la sociedad, hagamos nuestro este 2017, pero el mensaje más importante es no dejarnos llevar por la desolación, con pasos firmes derrotemos la embestida que desde hace muchos años ha querido vernos sumisos.
Mañana al sonar de las doce campanadas, esas que nos darán la oportunidad de escribir una nueva historia, invoquemos la paz y el reconcilio entre hermanos, por un país a la altura de nuestras riquezas, por un país con las herramientas de ser una potencia, seamos representantes de un profundo orgullo nacional.