Llegó el 2017 y con él la renovación de la esperanza, fuerza y fe para lograr el Cambio Ya, y construir la Mejor Venezuela.
Hoy 5 de enero inicia su segundo año legislativo la Asamblea Nacional, único poder autónomo en el país y que a pesar de los zarpazos que desde el Ejecutivo nacional, Consejo Nacional Electoral (CNE) y Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) le han dado; se mantiene firme e inquebrantable en su rol y compromiso: redactar leyes y hacer contraloría sobre cada bolívar asignado para la ejecución de programas sociales y obras.
Desde ese escenario, símbolo, de lucha, resistencia e independencia, seguro estoy que nuestros diputados electos por más de siete millones de venezolanos el 6 de diciembre de 2015, seguirán dando la batalla y sorteando los obstáculos como por ejemplo estar seis meses sin cobrar, medida de presión del Gobierno para obligarlos a claudicar y a abandonar su curules; pero resulta que el compromiso con la democracia y el pueblo es más grande que cualquier marramucia.
Durante el primer año, y repito, a pesar del estorbo en el que se convirtió el TSJ, el Parlamento redactó 60 leyes, y aprobó 109 proyectos de acuerdo. La Comisión de Contraloría le puso el cascabel al gato, como dicen por allí; al aprobar la interpelación contra el gobernador del Zulia, Francisco Arias Cárdenas; al solicitar al Ministerio Público la investigación en contra de Rafael Ramírez, durante el período en el que fue presidente de Pdvsa, por daños al patrimonio público que alcanzan los 11 mil millones de dólares; al iniciar la investigación en el caso Andorra, entre otros.
Para este nuevo período de sesiones, los diputados de la Unidad tienen el deber y el compromiso de establecer la responsabilidad política y constitucional de Nicolás Maduro en la crisis que atraviesa el país; además del abandono de cargo. Ese es el primer paso en la ruta para ponerle punto final a la peor crisis por la que ha atravesado Venezuela en su historia contemporánea.
Contrario a lo que dice el TSJ, la AN tiene toda y absolutamente la legitimidad que puede tener un poder electo por el pueblo; electo por más de siete millones de venezolanos que apostó por un cambio en beneficio de 30 millones de hombres y mujeres que viven en el país.
Aquí los únicos que están en desacato son el TSJ, el CNE, Maduro y su pandilla, que pasan por encima de la voluntad del soberano que democrática, pacífica y constitucionalmente exige un cambio y el fin del mandato de estos desalmados que en su afán de robarse todo, hasta se robaron la paz, tranquilidad y tradición en las recientes fiestas navideñas.
A los señores del Tribunal Supremo de Justicia, le exigimos respeto a la autonomía del Parlamento, que se traduce en el respeto a la voluntad popular que soberanamente eligió una Asamblea Nacional con mayoría calificada.
A nuestros diputados de la Unidad, continúen firmes e inquebrantables en el compromiso que adquirieron con el país el 6-D del 2015; continúen con su trabajo de controlar la gestión de Nicolás Maduro hasta su salida, de redactar leyes, de seguir acompañando y escuchando al pueblo, porque al final es a quien se deben y a quien rendirán cuentas.
Con fuerza institucional y presión de calle con nuestro pueblo, tengo la esperanza de que este año podamos construir juntos esa Salida.