Arranca su tercer año de mandato de su primer (y único ¡te lo pedimos Señor!) período presidencial gracias a que utilizó el Tribunal Supremo de Justicia para frenar el Referendo Revocatorio 2016, a como diera lugar, gracias a un Consejo Nacional Electoral alejado de la Constitución Nacional.
Es Nicolás Maduro Moros, hijo de Chávez, y primer presidente obrero.
El personaje se instaló en la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Luego de un raudo llamado a elecciones llevadas a cabo el domingo 14 de abril. Luego de la muerte de su “padre”, Hugo Chávez Frías, según cifras oficiales, el 5 de marzo de ese mismo año; y con un CNE eficiente tan equidistante del que conocimos en el 2016 (y que aún nos debe las Regionales).
A fines del año 2013, arrancaron los paupérrimos augurios del entonces presidente. “Será un año de más revolución socialista, de pueblo, de democracia verdadera” (AVN 26 de diciembre del 2013), donde afirmaba que el gobierno trabajaría en satisfacer las necesidades del pueblo.
El día 19 de ese mismo mes auguraba que en el 2014 sería el año en “que desmontáremos de raíz todo el ataque económico contra Venezuela” (Noticia Al Día 19 de diciembre del 2013) , En medio de habladurías, también aseguró en un impulso casi clarividente estaba determinado a seguir “equilibrando la economía frente a los ataques especulativos… para un buen año 2014 de trabajo y crecimiento”.
Los augurios para el año 2015 se enfocaron a la “guerra económica”, una especie de conflicto bélico mental que se inventó para tapar el excesivo gasto público, la inmensa corrupción y justificar la falta de previsiones ante la caída de los precios mundiales del petróleo que lo agarró totalmente fuera de base.
Al 7 de noviembre vaticinaba que el 2015 sería el año de “la derrota de la guerra económica y sus secuelas… el año del gran cambio de la conciencia y del modelo económico venezolano” y en un impulso de verborrea incontenible, aseveró la existencia de una guerra del petróleo para “destruir a Rusia” que “también intentan destruir a Venezuela”, así lo soltó al 29 de diciembre del 2014. “Un año productivo para nuestra patria”, vociferó el 30 de diciembre.
Arrancó el 2016 de la locura total y si los augurios para el 2014 y el 2015 sirvieron de nada… pues los del 2016 son risibles por decir lo mínimo.
Terminando el 2015 y soltando esta grandísima (e inexistente) perla: “2016 será un año de renacimiento”. Tuvo la osadía de tuitear que el 2016 sería un “año nuevo, de esperanzas, tiempo para una epopeya en defensa del derecho a la independencia y la felicidad”, reseñó El Mundo en su oportunidad y culminó siendo el peor año en la historia moderna de la República.
“Será recordado como un año heroico”, lo soltó el 27 de noviembre del 2016, según la Radio Nacional de Venezuela… sin palabras. Para el 8 de diciembre del pasado año hasta tuvo el tupé de agregarse unas ñapas y asegurar que el 2017 y el 2018 “se consolidará la derrota de la guerra económica”, (que se inventó en el 2013 y que todavía ni él entiende), reseñaba Telesur.
“La contraofensiva victoriosa”, es la nueva burla que le vende a millones de venezolanos molestos de tanta palabrería para este 2017; a sabiendas que la “ofensiva derrotista” no han sido más que malas políticas, tiradas de flechas monetarias y un sin fin de escasez, corrupción, delincuencia y pare usted de contar.
Lo cierto es que: año por año
El 2014 despidió sus días con una inflación real del 74,1% y a pesar de unos de los último anuncios (para siempre) del Banco Central de Venezuela, que en junio de ese año decidió realizar un “maquillaje” en cómo se calculaban las cifras oficiales para tratar “bajarle dos” al desastre que todo el mundo previó y que nadie le paró.
Después de ahí, todo fue oscurantismo cubano del bueno. Cálculos de un 200 % de locura se estimó para febrero del 2015, y las rojísimas cifras oficiales de escasez daban por cierto que, si se inventó la “guerra económica”, tampoco pudo ganarla.
Esperando las cifras oficiales del BCV de Merentes (inserte risa acá), el Fondo Monetario Internacional, un organismo con más edad que el primer presidente obrero, la revolución y demás tiraflechas, estimó que para el 2016 sería del 500 %.
Revisándonos el bolsillo todos los venezolanos (de bien), nos aterramos al saber que el organismo multilateral prevé que la del 2017, el año de “la contraofensiva victoriosa” de Nicolás, rondará el 1.660 %; nos aterramos de escuchar a un presidente que vuelve a hablar sobre cómo está “derrotando la guerra económica” y que en su primera alocución oficial del año en curso Nicolás mueva sus mismas piezas, coloque unas extremas y no anuncie absolutamente NADA importante en materia económica.
“La contraofensiva victoriosa” se dará en todos aquellos que ya le dieron demasiado tiempo a “construir la nueva economía”, “construir el socialismo”, “construir el gallinero vertical” y cualquier cosa que Nicolás dice que hará desde que se montó la “revolución” hace 18 años.
Es como suficiente. Legalmente un ser humano puede caminar y andar solo a los 18 años… la “revolución” sigue construyéndose después de tanto tiempo, pero parece que todavía usa pañales (disculpándonos con los miles de bebés venezolanos que no los consiguen) y se embarra día a día.