La investidura del nuevo presidente electo de EEUU, el republicano Donald Trump, se celebrará este viernes 20 de enero en las escaleras del Capitolio y será recibido también en una atmósfera de división en el deporte profesional, que tampoco es indiferente a la polémica que rodea a su figura, reseñó EFE.
Una división que se generó ya durante la campaña electoral, cuando el que, a partir del viernes, sea el cuadragésimo quinto mandatario de la nación, para justificar una grabación privada que salió a la luz pública y en la que decía: “Las mujeres, si eres una celebridad te dejan hacer lo que quieras”, declaró que se trataba de “una conversación de vestuario entre deportistas”.
La reacción de los jugadores, especialmente de la NBA con mayoría de afroamericanos, no se hizo esperar y rechazaron por completo su argumento al decir que en los vestuarios al concluir los partidos para nada existía lenguaje obsceno o se “humillaba a las mujeres”.
El incidente generó que el rechazo a Trump dentro de la NBA se acentuase y provocó que estrellas como LeBron James, de los Cavaliers de Cleveland, actuales campeones de liga, hiciese campaña personalmente a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton.
Aunque otros deportistas han sido más reservados a la hora de dar a conocer sus preferencias políticas, al menos públicamente, el sentimiento general dentro de la NBA es de completo rechazo hacia la persona de Trump y tras el sorpresivo triunfo del pasado noviembre, varios equipos cancelaron los contratos que tenían con la cadena de hoteles propiedad del nuevo presidente, al que tampoco quieren reconocerle su validez moral en el cargo.
Inclusive ya se habla que al menos, a título individual, muchos jugadores de la NBA tienen previsto que si su equipo sale campeón en las próximas Finales no acudirán al tradicional homenaje que el presidente estadounidense ofrece a los ganadores en la Casa Blanca.
Sin embargo, figuras como el ex alero Charles Barkley, y el entrenador de Los Angeles Clippers, Doc Rivers, han recordado que para nada deseaban el triunfo de Trump, ni les gusta lo que ofrece con su “populismo” y “radicalización”, pero a la vez reconocen que ganó las elecciones democráticamente y hay que respetar su mandato.
“No es lo que quería ni por lo que vote”, recordó Rivers. “Nos queda todavía mucho camino que recorrer en torno a los derechos de igualdad para todos los ciudadanos y no pienso que su elección sea la mejor, pero tenemos que darle la oportunidad de que pueda gobernar durante los próximos cuatro años y haga grandes cosas”.
Rivers reiteró la importancia de ejercer el derecho al voto y lo grande del sistema americano que dentro de dos años los ciudadanos pueden tener de nuevo la oportunidad de elegir a congresistas y senadores, a los que podrán premiar o castigar por su gestión.
Otros como el legendario entrenador de los Spurs de San Antonio, Gregg Popovich, y Stan Van Gundy, de los Pistons de Detroit, han sido menos diplomáticos y dijeron “sentirse avergonzados” no solo por el personaje que encarna Trump sino por que haya habido una mitad del país que eligiese a un candidato que ofendió a todos los sectores de la sociedad.
El dueño de los Mavericks de Dallas, Mark Cuban, se convirtió en el directivo más crítico de Trump y dio todo su apoyo a Clinton, que también recibió importantes donaciones del mundo de la NBA, sin que se conozca a nadie destacado que lo hiciese por el nuevo presidente.
Aunque en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), el mariscal de campo de los 49ers de San Francisco, Colin Kaepernick, calificó de una “vergüenza” y “desgracia” para el país la elección de Trump, ahí el candidato republicano cuenta con apoyos importantes, incluido el del exreceptor abierto Terrell Owens, afroamericano.
Pero de los que más se ha vanagloriado Trump y utilizó en su campaña han sido los apoyos del mariscal de campo estelar de los Patriots, Tom Brady, y su entrenador, Bill Belichick, ambos blancos.
Otros deportistas profesionales blancos que apoyan a Trump son el golfista John Daly, el exentrenador universitario de baloncesto Bobby Knight, el exbeisbolista Curt Schilling y el presidente de las Artes Marciales Mixtas, Dana White.
Mientras que legendarios deportistas afroamericanos, miembros del Salón de la Fama, como Kareem Abdul-Jabbar y Hank Aaron consideran que Trump no llega con el mejor mensaje para conseguir avances de igualdad de derechos dentro los grupos minoritarios, algo que les preocupa.
Sin embargo, los comisionados de las cuatro grandes ligas profesionales que hay en Estados Unidos, encabezados por Adam Silver de la NBA, ya han recordado a los jugadores que su misión es la de trabajar duro con su ejemplo para que cada día el deporte sea de verdad ejemplo y puente de unión dentro de la sociedad, sin importar el presidente que se encuentre en la Casa Blanca.