El Producto Interno Bruto (PIB) medido en dólares sigue en caída libre en Venezuela. El indicador se ubicó el año pasado en apenas 92,9 millardos de dólares, cifra muy por debajo de los $ 380 millardos registrados en 2012. La contracción se calcula en unos $ 287,4 millardos en términos concretos y en 2017 se perfila que no mejorará y seguirá descendiendo si no se apalanca la economía local, publica Panorama.
Por Deivis Rodríguez/Panorama
En un documento elaborado por el Consejo Nacional de Economía Productiva (Cnep) y que se le entregó al Ejecutivo, al que tuvo acceso este rotativo, se estimó que el “PIB nominal” pasó de un tope máximo de 380,3 millardos de dólares a un mínimo que apenas supera los 92 mil millones el año (según estimaciones y cálculos de la banca Creddit Suisse).
Los datos son similares a unos resultados preliminares del Banco Central de Venezuela (BCV) y dados a conocer esta semana por la agencia Reuters. Se detalló que la economía nacional “habría registrado en 2016 su peor caída en los últimos 13 años, con una contracción del 18,6% y una inflación récord que habría cerrado en 799,9%”.
“La peor parte del descalabro se habría originado (…) en el sector no petrolero, al contraerse un 19,5% con respecto al año anterior. El gobierno socialista no ha conseguido salir de la recesión a la que entró a principios de 2014 y, por el contrario, la caída de la producción parece haberse profundizado”, apuntó el análisis de la agencia internacional
Otros entes como la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal) estiman que en 2017 Venezuela será el único país en la región que seguirá en recesión con su economía contrayéndose un -4.7%.
Y pareciera que en el pasado quedaron aquellos años, como en 2011, cuando el exministro de Finanzas y Planificación, Jorge Giordani, afirmaba con orgullo que el PIB medido en dólares superaba los 300 millardos de dólares, gracias a la “bonanza petrolera” y al crecimiento de los sectores productivos.
“El Producto Interno Bruto (PIB) ya supera por mucho los 300 mil millones de dólares (…) por nuestro crecimiento económico en cada una de las áreas productivas. Todo esto nos ha permitido en 10 años una inversión de 350 mil millones de dólares y eso ha sido en lo social. Se lo debemos a la exitosa política que viene impulsando el presidente Hugo Chávez, que ha venido rescatando la renta petrolera, las industrias (…)”, dijo en esa oportunidad.
Sobre este punto, el Cnep —en su diagnóstico de la economía local— proyectó que la “recesión económica” continuará con esa “tendencia” en 2017. “Tres años de caída continua del PIB, acumulado, son ya una depresión”, expuso el estudio.
A modo de resumen, se puntualizó que el país suma “tres años de caída” (12 trimestres consecutivos) del Producto Interno Bruto, lo que significa “por el lado de la demanda: reducción de la inversión y el consumo”. Mientras que por el sector de la oferta seguirá la “contracción de la producción nacional e importaciones”.
El economista caraqueño Rafael Vivas informó, a este rotativo que “las cifras PIB nominal y per cápita indican los niveles de crecimiento o recesión de cualquier país del mundo. Miden los volúmenes y calor monetario (en dinero) de los bienes y dinero intercambiados. Los números de Venezuela son bastante alarmantes (…) y reflejan la errática política económica que se viene aplicando en el país y con resultados muy pobres”.
“Venezuela entre 1999-2000 tenía un PIB calculado en ingresos en dólares que superaba los 80 mil millones, luego superó los 330 mil millones de dólares, es decir, una fuerte expansión. Hoy, es de apenas $ 90 mil millones y eso es un síntoma de que estamos en crisis y con un serio estancamiento”, analizó Vivas.
En esto coincidió también el experto en temas financieros, Ángel González, quien respalda lo dicho por Vivas. “Nuestro crecimiento interno, entre 2010 y 2014, estuvo apalancado —de manera ficticia— por los altos precios petroleros. Ahora, todos los indicadores vienen en caída libre, con excepción de la inflación que está en niveles récord, nuestra economía más que en recesión está en depresión continua. Ojalá el presidente Maduro tomé en cuenta las recomendaciones realizadas por los expertos internacionales”.
El año pasado, el economista y premio nacional de Ciencias, Víctor Álvarez, al conocer los detalles del documento del Cnep, advirtió que en el país es necesario desarrollar “un programa de estabilización económica con viabilidad política” para “enderezar el rumbo de la economía sin agravar el malestar social”.
Entre sus recomendaciones a la situación actual añadió que se requiere “un nuevo marco legal que estimule la inversión nacional y extranjera para sustentar la reactivación de la producción y superar los problemas de escasez, acaparamiento, especulación e inflación que agobian a la población y han puesto al país con las reservas de petróleo más grandes del mundo al borde de una crisis (…)”.
“Además de la urgente estabilización macroeconómica se requiere una profunda reforma estructural para diversificar la economía. Esto implica armonizar la política macroeconómica con las políticas agrícola, industrial, comercial y tecnológica (…) reconstruir el aparato productivo”, opinó en un artículo.
Reiteró Álvarez que “el dólar abundante y barato estimuló toda clase de importaciones, expropiaciones y estatizaciones que barrieron con el aparato productivo interno. Estos desincentivos se expresan en la contracción del PIB y la caída de la recaudación fiscal”, afirmó Álvarez.
Desde el Gobierno, el ministro de Economía y Finanzas, Ramón Lobo, advirtió recientemente que Venezuela “va a recuperar el sendero del crecimiento”. Recalcó que el nuevo plan de trabajo “nos va a permitir normalizar el funcionamiento del aparato productivo nacional que va a generar el beneficio sobre la población venezolana y que nos va a permitir derrotar todas esas acciones que afectan la actividad económica”.
Los analistas insisten que en Venezuela aún hay margen para “sanear” su economía, pero es clave que para retomar la senda del crecimiento del PIB se deben reactivar todos “los sectores productivos”, algo que podría llevar varios años.