Nadie sabe si fue llorando, como dice su mítica canción, pero la policía ha confirmado que Loalwa, la famosa cantante brasileña madre de la lambada, se fue de este mundo tras ser quemada viva en el maletero de un coche.
El crimen, que ha conmocionado Brasil, podría formar parte de cualquier guión de una telenovela mexicana por las traiciones, la forma cómo se hizo y su fatal desenlace, según los detalles que se han ido conociendo en estos últimos días.
Loalwa Braz Vieira, de 63 años y casada con un empresario francés, residía a caballo entre París y Brasil, donde regentaba y vivía en la “Pousada Azur Saquarema”, un hostal en este municipio en el litoral de Río de Janeiro (sureste de Brasil).
La famosa cantante, que se había curado recientemente de un cáncer, aseguró en una de sus últimas entrevistas que estaba recibiendo amenazas de muerte y que por ello había decidido alejarse de los escenarios.
Su última actuación fue en un festival de lambada en el noreste de Brasil, en septiembre pasado.
Entre sus planes para el futuro, estaba la reedición de los principales éxitos del grupo Kaoma, con el que logró fama mundial.
La noche del pasado 19 de enero, sus proyectos futuros de carrera se truncaron todos cuando dos hombres armados invadieron el hostal y apresaron a la cantante, según afirmó a Efe la Policía Civil del estado de Río de Janeiro.
Robaron 15.000 reales (unos 4.700 dólares) en metálico, discos de oro obtenidos en reconocimiento a la carrera de Loalwa, platos y porcelana, ante la desesperación de la artista, que no paraba de gritar y pedir socorro.
Para intentar que callara, la golpearon con un palo de madera y la amenazaron con una navaja, pero no lo lograron y decidieron meterla en el maletín del vehículo en el que habían llegado y darse a la fuga, según el relato de la Policía civil.
Al cabo de unos minutos, el motor del coche empezó a fallar y decidieron quemarlo, con la cantante en su interior.
Además del cuerpo carbonizado de Loalwa, la policía encontró una bombona de gas dentro del vehículo, explicaron a Efe las fuentes policiales.
Las investigaciones llevaron a la detención de tres sospechosos -de edades comprendidas entre 18 y 23 años-, uno de ellos empleado del hostal desde hacía quince días y que habría facilitado la entrada de sus compañeros en el inmueble.
Todos ellos se encuentran en prisión, acusados de latrocinio (robo seguido de muerte), cuya pena máxima es de 30 años.
Según manifestó a la prensa el comisario Leonardo Macharet, titular de la comisaría de Policía de la zona, a los agentes les sorprendió la frialdad con la que el trabajador de la posada confesó el crimen.
“Su comportamiento fue incompatible, realmente, con la naturaleza humana. Una persona que no demostró ningún tipo de arrepentimiento por la práctica de un crimen tan bárbaro”, aseguró el policía, para quien el motivo del asesinato fue puramente patrimonial.
Cinco días después del asesinato de Loalwa, el calvario de sus familiares continúa porque, debido a la burocracia brasileña, aún no han podido llevarse el cadáver de la cantante.
Loalwa nació en Río de Janeiro y a los trece años inició su carrera, gracias a un ambiente familiar en el que la música siempre estuvo presente: Su padre fue el director de una orquesta popular y su madre, pianista clásica.
Su época dorada llegó en los años 80, con el ritmo de la lambada, con el que se dio a conocer mundialmente como la voz del grupo Kaoma (1989-1999).
Su gran éxito fue con el disco “Worldbeat” (1989), que contenía las canciones “Dançando lambada” y la mítica “Chorando se foi” (Llorando se fue), que dio la vuelta al mundo.
Loalwa vendió unos 30 millones de discos durante sus más de cuatro décadas como cantante y obtuvo 80 discos de oro y plata.
Formaba parte del selecto grupo de grandes nombres de la Música Popular Brasileña (MPB), como Gilberto Gil, Tim Maia, Alcione, Maria Bethania, Emílio Santiago, Gal Costa y Caetano Veloso, con los que grabó canciones entre 1975 y 1985. EFE