Asistimos a la juramentación de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos. Voy en representación de Millennia Atlantic University de la cual soy, desde hace 10 años, Chancellor y Presidente de su Junta de Directores. Precisa es la aclaratoria porque algunos medios nacionales titularon “Ex Gobernador Martínez y Diputada González únicos políticos venezolanos invitados a la inauguración de Trump”. No hubo, porque no se acostumbra, líderes extranjeros en los actos del 20 de Enero en Washington y mi participación y la de Larissa se da no por ser actores opositores en nuestro país sino porque tenemos una presencia activa en el quehacer educativo estadounidense.
Arribamos muy temprano a los jardines del Capitolio Federal. En ruta nos topamos con grupos de manifestantes anti Trump bastante ruidosos pero hasta esa hora y por donde pasamos bien tranquilos. En varios lugares los partidarios del nuevo Presidente y quienes le adversaban bromeaban o intercambiaban consignas. No vimos enfrentamientos ni violencia si bien después observamos en televisión como en algunos casos se desbordaron los reclamos.
Tres puntos de seguridad muy parecidos a los de control de un aeropuerto nos permitieron ingresar al área que nos correspondía. Cerca de las 11 a la distancia pudimos ver llegar la caravana presidencial y minutos después terminaron de ubicarse los dignatarios nacionales en la tribuna principal.
Nos sorprendió la presencia de Hillary Clinton que si bien se había anunciado hasta la mañana se dudó que asistiera. Fue tan enconada la campaña electoral, marcada por muchos ataques personales y mutuas acusaciones bastante graves, que resultaba extraño ver a Hillary allí, saludando, sonriente y luego aplaudiendo a Trump que si bien no la nombró en sus palabras si lo hizo en el almuerzo ofrecido en interior del Congreso cuando llegó a pedir un aplauso de pie para ella y para el expresidente Clinton.
El acto muy sobrio, con un libreto que se repite cada cuatro años, desde hace varias décadas, en la investidura presidencial de la democracia más antigua y sólida del continente.
La intervención de Trump, escrita por él mismo según contó más tarde a la prensa, fue una reafirmación de los conceptos que le permitieron conectarse con muchos americanos y ganar las elecciones contra todo pronóstico.
Donald Trump le habló solo a los estadounidenses, cuestionando al establishment y afirmando que ese día se recordará como el que el pueblo volvió a gobernar. Invitó a expresar las opiniones de cada quien abiertamente, a debatir con sinceridad las discrepancias, a siempre buscar la solidaridad, a tener grandes ideas y sueños más grandes, a actuar más que hablar.
“Make America great again” -hagamos grande a América otra vez- fue el lema principal de la campaña de Trump; con “Juntos haremos grande a América otra vez”, cerró su discurso inaugural antes de pedir a Dios que bendijera a los Estados Unidos.
¿Qué resultará de su gestión? Está por verse, apenas comienza.