Brasil registró hasta ahora 65 muertos a causa de un brote de fiebre amarilla que ya suma 180 casos confirmados en poco más de dos meses, el mayor desde que comenzaron los registros hace 37 años, informó este lunes el ministerio de Salud, reseñó AFP.
Desde el pasado 1 de diciembre, se notificaron 157 fallecimientos sospechosos en varios estados del país, de los cuales 89 continúan en investigación y tres ya fueron descartados.
Este es el peor brote de fiebre amarilla registrado en Brasil desde que comenzaron las mediciones en 1980, según los datos oficiales del ministerio. Hasta ahora, los 85 casos y 40 muertes registradas en el año 2000 encabezaban el registro, mientras que 2016 se cerró con siete contagios y cinco fallecidos.
La mayoría de decesos de esta reciente crisis ocurrió en el estado de Minas Gerais (sudeste), epicentro del brote y donde 56 personas murieron a causa de la enfermedad. También en la misma región, el estado de Espíritu Santo registró seis fallecimientos por fiebre amarilla y Sao Paulo, tres, según el mismo boletín.
Desde comienzos de diciembre, 1.006 casos de la enfermedad han sido notificados en varios estados del gigante sudamericano, de los que 180 fueron confirmados, 75 descartados y 751 están aún en investigación.
Considerada un área de riesgo debido a la circulación de la fiebre amarilla entre monos, Minas Gerais concentra la gran mayoría de las notificaciones (873) y de positivos, con 158. La mayoría de los infectados son hombres de entre 40 y 60 años que trabajan en áreas rurales del estado, de acuerdo al perfil elaborado por el ministerio.
Completan la lista Espíritu Santo con 18 casos confirmados y Sao Paulo, con cuatro, aunque pacientes de otros estados como Bahía (nordeste) y Tocantins (norte) también están siendo investigados.
Todos los positivos hasta ahora son, sin embargo, de fiebre amarilla “de ciclo silvestre”, es decir, transmitida a los humanos luego de una epizootia en monos, como se denominan las epidemias en el mundo animal.
La “de ciclo urbano”, transmitida de humano a humano por el mosquito Aedes aegypti -también vector del dengue, el zika y la chicunguña-, no se detecta en Brasil desde 1942.
La fiebre amarilla genera temperaturas altas, escalofríos, cansancio, dolor de cabeza y muscular y suele estar acompañada de náuseas y vómitos. Los casos agudos son raros y derivan en una insuficiencia renal y hepática, ictericia -ojos y piel amarillenta- y hemorragias.
Para enfrentar el brote, el estado brasileño envió 9,3 millones de dosis adicionales de la vacuna contra la enfermedad a los estados afectados o en riesgo.