El dolor en cualquier parte del cuerpo es realmente “construido” en el cerebro a partir de la información que el organismo le envía, y cuando es crónico parece ser causado por “cambios cerebrales”, según un estudio divulgado hoy en la revista especializada Nature Communications.
EFE
A esa conclusión llegó un equipo del Instituto de Ciencias Cognitivas de la Universidad de Colorado en Boulder (EE.UU.), que sostiene que el cerebro puede “sentir” el dolor de varias maneras, con mayor o menor intensidad, incluso si el estímulo corporal se mantiene constante.
El hallazgo ayudaría a entender el dolor crónico y la hipersensibilidad al dolor, con la esperanza de encontrar mejores soluciones clínicas para esos males, concluyeron los autores del estudio, los doctores Choong-Wan Woo y Tor Wager.
“El dolor es más que sólo una respuesta pasiva a los estímulos. El cerebro contribuye activamente al dolor, construyéndolo por medio de varios sistemas neuronales”, afirmó Woo.
Los investigadores desarrollaron un modelo basado en análisis cerebrales obtenidos por medio de imágenes de resonancia magnética (MRI) que permite predecir el dolor que una persona sentirá independientemente de los estímulos que reciba el cerebro.
Dicho de otra manera, el dolor que uno experimenta depende de la interpretación que el cerebro haga de las señales que el cuerpo le envíe. Y esa interpretación se realiza en zonas del cerebro (como el córtex prefrontal ventromedial, el núcleo accumbens y el hipocampo) tradicionalmente no asociadas con el dolor.
Se trata, sin embargo, de las áreas cerebrales que determinan el significado de experiencias y sensaciones, dolorosas o no.
Usando esas actividades cerebrales, o “marcadores”, los investigadores pueden anticipar los diferentes niveles de dolor que una persona experimentará sin importar la intensidad de los estímulos.
Los investigadores denominaron a los “marcadores” por ellos descubiertos como “Patrones de Dolor Independientes de la Intensidad del Estímulo” (SIIPS1, en inglés).
Wager, del Departamento de Psicología y Neurociencias de la mencionada universidad, puntualizó que el dolor crónico parece ser causado por “cambios cerebrales”, precisamente en las zonas ahora identificadas en la investigación.
Por eso, dijo Wager, el modelo SIIPS1 conduciría a “desarrollar nuevas opciones para prevenir y tratar” el dolor crónico. Pero para llegar a esa meta se deberán profundizar las investigaciones porque el tema, según Woo, recién comienza a estudiarse.