En un país donde el 81% de su población se encuentra inmersa en la pobreza, es la muestra más fehaciente del fracaso de un gobierno, que vendiéndose como la revolución del Siglo XXI y los salvadores de la patria, nos condujeron a un despeñadero social y económico prácticamente irreversible.
Este es un gobierno que sedujo las necesidades de los más desposeídos de la población, con falsas promesas y supuestas reivindicaciones históricas, que no fueron más que la peor estafa política en la historia contemporánea de nuestro país. No obstante, todas las políticas sociales, económicas, culturales, educativas, de producción, de sanidad y pare usted de contar, han muerto en el intento porque jamás hubo disposición para tal reivindicación, todo lo contrario, a través de la manipulación y el chantaje han pretendido silenciar el reclamo justo de la gran mayoría.
Sin embargo, hoy hay una inmensa mayoría del país que exige un cambio en la conducción política del país antes de que sea demasiado tarde. Es decir, 3 millones de compatriotas comen de la basura; 9 millones de hermanos sólo pueden hacer una comida al día, desprovista de los nutrientes necesarios para el sano desenvolvimiento físico y mental; más del 70% de los venezolanos han experimentado bajas drásticas en su peso, lo que trae como consecuencia una población desnutrida y enferma.
Hoy somos reconocidos en el mundo por la involución económica y social que estamos afrontando, y una nación pujante, emprendedora y que servía de ejemplo a los países de la región, hoy somos el hazme reír del mundo, y lo único que despertamos es la lástima, por haber tenido al peor gobierno del continente que nos ha llevado a la mendicidad.
Ninguna de las políticas de este gobierno para enfrentar la grave crisis que hoy vivimos, ha funcionado porque al gobierno le vale un pito, las necesidades, las calamidades y el hambre de un pueblo que muere de mengua, debido a la indiferencia y del abandono de una cúpula que se ha enquistado en el poder para enriquecerse groseramente, teniendo como aval la destrucción de un país en su conjunto.
Venezuela no merece este sitial indigno en el que nos sumergió la revolución, debemos trabajar sin descanso por un cambio en el modelo político del país de manera pacífica y constitucional, no podemos permitir que una minoría que disfruta de las mieles del poder, arrinconen a más del 81% del país condenándolos al exterminio.
Andrés Eloy Camejo
Diputado a la Asamblea Nacional
Acción Democrática
@AndresECE