Los más recientes acontecimientos relacionados con los esfuerzos, tanto del Gobierno como de la oposición, por mostrar al mundo su versión sobre la realidad venezolana, me llevan a insistir en anteriores planteamientos sobre la necesidad de que los actores políticos que propugnan la anhelada salida democracia e institucional ante la crisis general que soporta el país, arrecien su gestión de denuncia y solicitud de apoyo ante las instancias internacionales, que contribuyan a acelerar el cambio que la mayoría de los venezolanos reclaman.
Falsas afirmaciones mostradas ante escenarios tan importantes como los que ofrecen organismos de la talla de la ONU, por funestos personajes que no cesan de repartir sus mentiras en un mundo que cada vez se les torna más pequeño; y, por otro lado espontáneas manifestaciones de reconocimiento a las luchas que hoy libra el pueblo por su libertad y retorno al orden constitucional y democrático, como las que brotan de parlamentos democráticos de todo el mundo, nos reafirman en nuestra apreciación de que, “encallejonada” como se encuentran las posibilidades de un retorno a la institucionalidad del país con un régimen cada vez más autocrático y opresor como el que nos toca enfrentar, no será posible lograrlo solo con la buena voluntad y el deseo de la inmensa mayoría de venezolanos que soportamos la situación de crisis en todos los órdenes que nos agobia, sino que requerimos la activación de los mecanismos que el mundo democrático prevé ante situaciones como las que padecemos.
De allí que mi planteamiento en este momento tiene la intención, en primer lugar, de rechazar el “caradurismo” gubernamental, exhibido en esta nueva oportunidad por nuestra flamante canciller en la reciente sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, donde pretendió por una parte mostrar al régimen de Maduro como un “modelo de respeto” en el tema humanitario, cuando en todo el globo son conocidas las penurias de un pueblo al que asesinan de hambre y le irrespetan sus garantías individuales y políticas de ciudadanos que son sometidos a prisión en flagrante violación de las leyes y la Constitución; y por otra, al criticar la forma como países imperiales “se apropian ilegítimamente de los recursos de los Estados y de pueblos”, asegura que una forma de consumarla es a través de la venta de armas a los países. De verdad, sus comentarios en tan importante escenario nos deja boquiabiertos y no nos queda otra que preguntarnos si será que la ministra desconoce que el régimen de su camarada privilegia la compra de armas a países nada respetuosos del principio de autonomía y dependencia de los pueblos, como Rusia y China, por encima de otros bienes realmente necesarios para la propia subsistencia de los venezolanos; o es que le hace la competencia a los otros “caraduras” del chavismo, como el propio Presidente de la República y del inefable capitán Cabello, entre otros exponentes del cinismo oficial.
Por eso podemos observar con especial agrado, que contra ese caradurismo exhibido internamente por los actuales opresores del pueblo, pronunciamientos en el plano internacional nos señalan ese camino que se nos amplía cada vez más para transitarlo, como el del senado estadounidense en forma unánime, exigiendo al gobierno venezolano la libertad de los presos políticos, retorno a la institucionalidad y apertura de una canal humanitario para superar la crisis alimentaria y de medicinas; del Parlamento Europeo y de los congresos de Colombia y Chile, en igual sentido y por el respeto de la legalidad en el país; de la Cámara de Diputados de Brasil, aprobando una “moción de repudio” contra el Gobierno de Venezuela, acusándolo de “quebrar principios democráticos, con ofensas a las libertades individuales y al debido proceso legal; a lo cual se suman entre otros, la anunciada disposición del actual presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, de gestionar apoyo humanitario a favor de los venezolanos que sufren la escasez y carestía de alimentos y medicinas; e igualmente el pronunciamiento de 24 ONG de diversas orientaciones temáticas en Latinoamérica, que hicieron llegar al secretario general de la OEA una comunicación a través del cual le solicitan la activación de la Carta Democrática contra el régimen imperante en el país. Es, de acuerdo a nuestro entender, la principal táctica actual de ejercer presión contra un régimen que deberá entender la imposibilidad de manejarse en solitario, dentro de un mundo, como el de hoy día, que consolida la globalización de la democracia, además de la comercial y financiera.
Y que no nos vengan los “jueces” del régimen a acusarnos de “vende patria”, como es su cotidiana práctica para justificar su frecuente y perversa forma de actuar para descalificar, perseguir y enjuiciar a sus adversarios. Vende Patria, de acuerdo con lo que establecen la Constitución y leyes de la República son quienes, desde el alto gobierno han incurrido en violaciones a principios concernientes a la soberanía nacional, entre las que pueden observarse: atentar contra la independencia de la República, hoy comprometida con países como Cuba, que dicta pautas al régimen desde hace 18 años , y de naciones que se adueñan de las riquezas del país (en petróleo y minería); la confabulación del grupo chavomadurista para destruir el sistema político republicano consagrado en la Constitución y poner en manos de naciones extranjeras secretos militares relativos a la seguridad y la defensa del país. De manera que si alguien tiene duda e lo que aquí afirmamos, que revise la Constitución, y en ella podrá encontrar estas y muchas otras razones para entender quien es el verdadero traidor a nuestra querida patria. Mientras, que siga la búsqueda de apoyo internacional, que es de las pocas opciones que queda a la población venezolana, y la que más teme en estos momentos el régimen, para retornar a la democracia.
@JJMorenoA