Los investigadores analizaron los efectos de dos de los compuestos más utilizados contra la calvicie, dutasterida y finasteride (que es el que supuestamente utiliza Donald Trump), en más de once mil varones, y descubrió que casi el 2% de ellos comenzó a sufrir problemas permanentes de disfunción eréctil tras haber comenzado el tratamiento, reseña Quo.
Y, lo que es más grave aún, dichos problemas de impotencia se mantuvieron después de haber dejado de consumirlos, durante un período que iba desde los siete meses a los cuatro años. La causa de este trastorno se debe a que ambos productos provocan el bloqueo de determinadas hormonas, entre ellas la testosterona, vital para el deseo sexual masculino.
En total, los investigadores calculan que los varones que siguen dichos tratamientos tienen un 4% más de riesgo de sufrir impotencia. Un riesgo que es mayor aún en aquellos que tienen un tipo sanguíneo A,B y AB, que quienes lo tienen el O.