Amnistía Internacional mostró su preocupación por el descubrimiento de una fosa común en un centro penitenciario venezolano, además expresó que el hallazgo demuestra la grave crisis carcelaria.
A continuación la declaración pública:
El atroz descubrimiento el pasado 9 de marzo de los restos de 14 personas hallados en una fosa común en la Penitenciaría General de Venezuela (PGV), ubicada en San Juan de Los Morros, pone de manifiesto un completo desprecio por la vida humana y la rendición de cuentas, ha manifestado hoy Amnistía Internacional tras el anuncio de una investigación sobre estos hechos por parte del Ministerio Público.
Si bien Amnistía Internacional reconoce los esfuerzos iniciales en la investigación abierta por el Ministerio Público en este caso, queremos recordarle al gobierno venezolano que debe proteger todas las pruebas y poner todos sus esfuerzos en realizar la pronta identificación de los restos y la búsqueda de justicia y reparación para los familiares de las víctimas. Igualmente debe completarse el proceso de investigación imparcial, expedita e independiente. Este horrible hallazgo pone de manifiesto, una vez más, la necesidad de que todas las autoridades implicadas en el funcionamiento del sistema penitenciario venezolano emprendan acciones enérgicas para hacer frente a la crisis carcelaria que vive el país con el fin de garantizar la no repetición de tales horrores, lo que incluye combatir la proliferación de armas de fuego en los recintos y asegurar el debido entrenamiento del personal encargado de mantener el orden.
Amnistía Internacional ha recibido información del Observatorio Venezolano de Prisiones, sobre la denuncia de desapariciones en las cárceles venezolanas así como de la posible existencia de fosas comunes.
Pese a las reformas del sistema penitenciario, las condiciones de reclusión en Venezuela siguen siendo de las más duras de la región. Según organizaciones que trabajan en el área penitenciaria, la población reclusa supera al menos en 190% la capacidad máxima de los centros penitenciarios. La falta de atención médica, comida y agua potable, la insalubridad y el hacinamiento siguen siendo motivo de preocupación. En este contexto, los motines y las protestas, incluidos casos de autolesión para reclamar mejores condiciones de reclusión, siguen siendo habituales y decenas de personas privadas de libertad mueren o resultan heridas cada año a consecuencia de la existencia de una gran cantidad de armas de fuego dentro de las prisiones.