Están conscientes de que las cosas no van bien. Las iniciativas no cumplen con sus objetivos. El PSUV no es la maquinaria que pretenden. Las unidades de batallas desaparecieron. Intentan sustituirlas por los CLAP, ahora ellos constituyen la base principal de relación directa con la sociedad. Sus encuestas internas revelan cifras semejantes a las conocidas públicamente. Saben que en algún momento tendrán que medirse electoralmente. No pueden diferir indefinidamente esos procesos. El invento de la validación se les está revertiendo. No les será nada fácil ilegalizar los partidos políticos que alcancen la meta. Ya pierde sentido lo de inhabilitar a la MUD. La idea de emular las elecciones de Nicaragua se desvanece. Con lo de la validación solo logran ganar tiempo. Esa es su obsesión para mantenerse gobernando. El anuncio de celebrar los comicios electorales en el primer semestre quedó en el olvido. Las jornadas de estos fines de semanas les sirven de pretexto para seguirlos aplazando.
Los pocos aliados del PSUV se le distancian. El aislamiento del gobierno en el campo internacional es evidente. Añoran tiempos que intuyen no volverán. La crisis económica y social se continúa agudizando. Con las pocas medidas que adoptan “no dan pie con bola”. La más reciente en relación a las panaderías les ha resultado un boomerang, la denominada “ocupación temporal” por parte de los colectivos ha resultado un fiasco, uno de sus líderes tiene experiencia demostrada en tumbar estatuas, no exactamente en la producción de pan.
El panorama para el gobierno no es nada alentador. Las perspectivas exigen que la oposición retome la iniciativa en el territorio social y político, si bien es cierto que hasta ahora las tres organizaciones que han validado alcanzan a movilizar cerca de medio millón de personas -venciendo todas las restricciones y obstáculos- lo que indica una capacidad organizativa nada despreciable; también se demuestra la voluntad de los venezolanos de ir al encuentro a una alternativa pacífica, democrática y electoral.
Valoramos altamente el esfuerzo desplegado por las organizaciones políticas, estimamos que la exigencia de actuar unitariamente desde la plataforma de la MUD a partir de su reestructuración sigue planteada con urgencia, es mas, constituye un requisito indispensable para avanzar en el diseño de las políticas inmediatas y de una estrategia de mediano plazo, para el acompañamiento de las luchas populares y del descontento que atraviesa transversalmente la sociedad.
La lucha por rescatar el derecho al voto, la celebración de elecciones primarias para seleccionar las candidaturas a los comicios regionales, pueden constituirse en pilares de movilizaciones para acompañar la protesta social en todo el país y para la recuperación de la confianza en el liderazgo opositor.
No es irreal la percepción reflejada en diversos sectores de la existencia de un prolongado vacío, provocando desconcierto e incertidumbre, esa expresiones se ha evidenciado esencialmente a partir de las artimañas para suspender el referéndum revocatorio y la no realización de las elecciones, que por mandato constitucional deberían haberse celebrado en diciembre pasado. Estamos obligados a responder las inquietudes, a despejar la incertidumbre y a llenar los vacíos existentes. Esa es sin dudas la labor correspondiente a una dirección política que asuma su rol a plenitud y que tiene conciencia del compromiso histórico que le corresponde cumplir.
El relanzamiento de la Mesa de la Unidad, el refrescamiento y actualización de su accionar político, la proyección de la imagen unitaria son nuevos retos de la presente coyuntura. Es una responsabilidad ineludible. En tal sentido el Foro organizado por la Fundación Espacio Abierto para el próximo sábado, puede ser una excelente oportunidad para informarse y debatir acerca de estos temas. La presencia de Alfredo Padilla coordinador del equipo de apoyo social y de Ángel Oropeza coordinador del político persigue justamente ese propósito.