En los dos artículos precedentes enfoqué varios aspectos de cómo funciona el poder en los regímenes comunistas, la concentración de los mismos, el desconocimiento y represión de la disidencia. Así mismo el desconocimiento de tres conquistas alcanzadas por los trabajadores en sus luchas dentro del capitalismo como lo son el derecho a huelga, los sindicatos autónomos y las convenciones colectivas. En esta última parte sobre el tema abordaré lo concerniente a una práctica muy común en ese tipo de gobierno monopólico del poder, esto es, culpar al imperio y a la disidencia interna de la ineptitud del propio sistema. Inventan conspiraciones y magnicidios contra la cabeza de la plutocracia gobernante, en campañas propagandísticas repetitivas tratando de demostrar la veracidad de tales imaginarias tropelías. Los ejemplos huelgan en los otrora países comunistas y en los que aún subsisten con Cuba y Vietnam a la cabeza, si obviar que China y Vietnam se están regresando también al capitalismo, pero manteniendo un Estado comunista represor de los derechos humanos.
Siguiendo el guión comunista, este régimen castro chavista madurista no reconoce a la oposición, persigue a su dirigencia. Le fabrica delitos para enjuiciarlos, los hace presos y los condenan a priori por unos tribunales exprés, prácticamente en juicios sumariales al estilo cubano y en general del comunismo. Desde el inicio de este régimen se desconoce a la oposición como derecho de existir en todo sistema democrático. Se viene culpando al imperio y a la oposición de todas sus ineficacias e ineficiencias, tratando de ocultar la pobreza, el desempleo, la inflación, la escasez y la inseguridad que ellos mismos están creando. Esta situación generada es peor que la vivida por los otrora países comunistas, tomando en cuenta que este desastre se da dentro de un boom de dólares de la renta petrolera, nunca antes visto. Este acontecer retrógrado se da en la mayor bonanza petrolera hasta el extremo de que no hay divisas para atender satisfactoriamente las importaciones de alimentos y medicinas. Siguen fabricando sabotajes hasta en las panaderías, inventan magnicidios al mismo estilo cubano. Son unos Goebbels Joseph Paul neo nazi fascistas.
Inventan una guerra económica por parte del empresariado nacional y de sectores adversarios al régimen. La propaganda oficial abusando de cadenas de radio y televisión, de los medios impresos y radioeléctricos expropiados, repite constantemente las mismas mentiras y sandeces, en procura de convertirlas en verdad ante la opinión pública. Siguen con el guión de la guerra económica, agregándose la guerra del pan, culpando a los panaderos de la escasez de pan. El pan escasea por la insuficiencia de harina panadera y otros insumos como azúcar, mantequilla y levadura, de allí las colas para adquirir estos productos. Están amenazando a las panaderías de ser expropiadas, de paso anunciando la constitución de panaderías socialistas ( el mismo cuento comunista). Ya antes lo hicieron con las carnicerías y salieron con las tablas en la cabeza. Ya están culpando a oponentes de estar aupando la escasez de pan en complicidad con los panaderos. Ya han tomado varias panaderías realizando ocupación temporal utilizando grupos bandoleros y que para investigar y lograr disminuir el desabastecimiento causado por el régimen. El resultado es que va a empeorar la escasez, al disminuir la producción del vital producto, como ha sucedido en otras ramas de la economía que han sido tomadas por el régimen.
Seguirán inventando guerras económicas, ya lo están insinuando con las farmacias y vendrán otros negocios que tienen en la mira, amenazando igualmente con expropiarlos. Con este régimen no hay salida para superar la crisis, la agravan cada vez mas con medidas contraproducentes que nos están llevando a un callejón sin salida. Son 18 años de destrucción de la Democracia, sus instituciones, la economía, incluyendo la principal empresa, la única que nos queda para generar divisas, pero muy deteriorada como lo es PDVSA. Ya las empresas básicas de Guayana están produciendo a un 30% de su capacidad. El parque industrial que queda (unas 4500 empresas) están produciendo a menos de un 40% de su capacidad. Basta observar las zonas industriales de Valencia, Aragua, Barquisimeto, Maracaibo y otras ciudades del país para palpar a ojo por ciento esta realidad. La producción agrícola viene también disminuyendo, estando ya improductivos los 5 millones de hectáreas confiscadas.
*Economista, profesor titular de LUZ, Miembro de Venezuela Positiva
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