El Ministerio de Agricultura de Brasil dijo el lunes que ordenó que tres plantas de procesamiento de alimentos suspendan la producción, en medio de una pesquisa sobre supuesta corrupción de inspectores y condiciones insalubres en el mayor productor de carne del mundo.
Reuters
Así, el total de instalaciones que las autoridades brasileñas han ordenado cerrar llega a seis. Veintiún plantas están dentro de una investigación policial y no se les permite exportar productos, aunque aún pueden producir para el mercado interno.
Las tres plantas se ubican en el estado de Paraná, donde se ha centrado el escándalo. Incluyen unidades de Souza Ramos, Industria de Laticinios SSPMA y Fabrica de Farinha de Carnes Castro.
Varios grandes importadores emitieron prohibiciones después que la Policía Federal de Brasil reveló el 17 de marzo una investigación sobre supuestos pagos a funcionarios de salud del Gobierno de parte de compañías procesadoras de carne para no realizar inspecciones o ignorar malas prácticas.
El ministro de Agricultura, Blairo Maggi, afirmó que los investigadores no han encontrado ningún producto de carne que pueda dañar la salud de los consumidores en el país o en el exterior.
Pero Maggi reconoció en una conferencia de prensa que Brasil tendrá una dura batalla para recuperar su participación de mercado luego de que la confianza en su carne fuera minada por el escándalo de corrupción.
La investigación golpeó con fuerza a uno de los pocos sectores que se mostraban sólidos en la economía brasileña, que experimenta su peor recesión en la historia. Pero el sábado, China -el mayor comprador de carne brasileña- junto con Chile y Egipto levantaron las suspensiones de importación, dando esperanzas de un final de la crisis.
La carne es el tercer mayor envío de Brasil después de la soja y el mineral de hierro, con ventas al exterior por casi 14.000 millones de dólares el año pasado en res, pollo, cerdo y otros productos.