“El poder tiene miedo de caer
Pero caerá, ay caerá…”
Eva Rivera (Nuestra libertad)
La gloria del pueblo bravo
No soy –ni seré– uno de esos que achaca a la supuesta pasividad de nuestro pueblo los ruinosos avances sociopolíticos del chavismo. Han sido años calamitosos y el venezolano común ha estado a la altura de los acontecimientos, ha hecho lo indecible por sacudirse las úlceras que ha causado en su espíritu la lepra ideológica de Chávez y por razones no atribuibles a él –al pueblo– no lo ha logrado.
El esfuerzo la ha hecho, qué duda cabe. No titubeo en ofrecerle mi reconocimiento al pueblo bravo que está en las calles, que lucha.
Ellos, los que luchan, son la mejor Venezuela.
Morder el cuello de la tiranía
El venezolano ha hecho todo y de todo para liberarse de la lepra chavista del siglo XXI. Marchas, contramarchas, paros, huelgas; ha firmado, votado, lanzado piedras, mentado madres; lo han perseguido, encarcelado, torturado, hasta asesinado, y ha persistido. No lo doblegan.
Durante los últimos 15 años lo ha hecho una vez y otra, lo han tumbado cien veces y se ha vuelto a levantar otras cien. No ha cesado. No cesará. Esta semana le vuelve a mostrar los dientes al chavismo ahora sin miedo, indignado, harto, asqueado.
Ojalá muerda al cuello de sus tiranos.
Las estampas de la resistencia
Pese a que estoy en el exilio y no puedo participar –como quisiera– en las manifestaciones callejeras y en las protestas, me lleno de entusiasmo y orgullo cuando veo a mis hermanos venezolanos arrostrando con coraje los despiadados embates de la narcotiranía chavista. Vivimos –los exiliados– al filo de la exclamación y el sobresalto. Nuestra garganta es un nudo permanente. Cada segundo estamos en Venezuela, sin estarlo.
Las estampas de la lucha son admirables porque la resistencia la entrega lo son en igual medida. Ya no sólo es nuestro pueblo, ahora se han incorporado el liderazgo político.
El determinante y sin duda heroico desempeño de nuestros diputados los enaltecen y llenan de elogios. Si existiese una insignia a la virtud, al coraje y al honor, María Beatriz Martínez, Amelia Belisario, Gaby Arellano, Marco Bozo, Carlos Paparoni y, en especial, Freddy Guevara, Juan Guaidó y Juan Requesens, se las llevarían todas.
Desde esta cárcel de aire que es el exilio les enviamos nuestra solidaridad admirada. Sigan…, seguimos con ustedes.
La calle de la unidad democrática (CUD)
Sin “unidad” será imposible librarnos de la lepra chavista, pero no me refiero a una unidad pequeño burguesa en torno a una mesa apoltronada y cómoda. No, la unidad, la única unidad debe estar enmarcada en un mismo destino de lucha: la libertad de Venezuela.
Esa unidad se ha encontrado esta semana en las calles. Ver a María Corina Machado y a Lilian Tintori junto a Henrique Capriles y Ramos Allup abrazándose y arrostrando “unidos” las embestidas de la tiranía chavista no sólo ha sido desafiante, ha sido inspirador.
Los venezolanos urgimos de esa unidad, que es la única, que es la verdadera.
Nuestro último destino debe ser la libertad.
La lucha noviolenta y tú
Cuando las alternativas democráticas (electorales o institucionales) se cierran para que un pueblo pueda elegir, juzgar o controlar a sus gobernantes, hay dos tipos de luchas para cambiar el estado de las cosas: la violenta y la noviolenta.
En Venezuela, aunque más sacrificada y difícil, hemos escogido la lucha noviolenta. Ojo por ojo y todos terminaremos chavistas. La lucha noviolenta implica disciplina y desafío. No es fácil. Hace falta mucho talante y fuerza espiritual, no es apta para pendejos. Las armas que se emplean son la conciencia crítica y la moral. Para que sea exitosa tiene que ser multitudinaria, masiva, nacional. Es vital que todos los estados y todos los municipios, que todos los sectores sociales y gremios participen. Nadie debe quedarse por fuera. ¿Lo harás tú?
La lucha noviolenta completa su objetivo cuando cientos de miles de personas, millones, ocupan los poderes públicos usurpados por los tiranos. No sólo las calles, las instituciones públicas. Eso vendrá pronto.
Si somos muchos, muchísimos, si somos más, no hay fuerza humana que lo impida. Respiremos hondo, que el aire nos entrañe, los últimos pasos son los de nuestra libertad.
Los estamos dando, ¿lo sientes?
@tovarr