Viendo la película Negación, estrenada la semana pasada a nivel mundial, y salvando todas las diferencias, por supuesto, no podemos dejar de meditar sobre lo que significa para los venezolanos esa palabra.
El film relata el juicio real del caso David Irving contra Penguin Books y Deborah Lipstadt, en el cual el primero demandó a los segundos por haberlo calificado de mentiroso al negar que el holocausto hubiera existido nunca.
El estado de negación es un desorden psicológico por el cual se rechazan aquellos aspectos de la realidad que se consideran desagradables. El juicio en cuestión logra demostrar que el historiador británico “negacionista” no solo negaba la existencia del holocausto, lo cual podría pasar por su libre derecho a pensar lo que quiera, sino que tergiversó hechos y mintió para sostener su falsa teoría.
Hugo Chávez estableció la hegemonía de la mentira y la manipulación, por ello siempre hemos dicho que su discurso fue una gran estafa. Maduro, superando con creces al maestro, y actuando como autócrata sin ningún pudor, ha hecho de la negación una política que define muy bien a la cleptocracia con la que han sustituido al Estado democrático.
Para Maduro y la casta corrupta que lo rodea, no existen ni la escasez de alimentos y medicinas, ni las muertes por desnutrición y falta de tratamientos médicos, ni el desbordamiento de la delincuencia con 25.000 asesinatos al año, ni la inflación más alta del mundo ni la ruina del aparato productivo, ni la corrupción más grande del continente. Todo ello, según Maduro y sus cómplices, es un invento de la oposición nacional e internacional para derrocar una supuesta “revolución” que se convirtió en la más grande frustración del pueblo venezolano.
Quienes piensan distinto o se atreven a señalar la realidad, son perseguidos, encarcelados o asesinados. Desde que se retomó la protesta en la calle , han muerto seis venezolanos a manos de la represión oficial y han detenido casi a 600 manifestantes, los cuales se suman a los mas de 120 presos políticos.
Este 19 de abril, con la fuerza de la verdad, todos juntos, debemos exigir en la calle la plena vigencia de la Constitución, la ayuda humanitaria de alimentos y medicinas, la liberación de todos los presos políticos y manifestantes detenidos, e lregreso de los exiliados políticos, la anulación de las ilegales inhabilitaciones de la Contraloría General y la realización este año de elecciones generales para que sean los venezolanos los que libremente decidan sobre el cambio que Venezuela necesita con urgencia.
Este miércoles 19 de abril, todos a la calle en forma pacífica y democrática para mantener la presión contra el autócrata Maduro y seguir denunciando las mentiras del régimen. No se trata de la marcha de todas las marchas ni mucho menos del final de la lucha. Es la continuación de la confrontación que debemos mantener hasta que logremos sacar al país del terrible atolladero en el que se encuentra y que entre todos podamos construir la mejor Venezuela.