En un nuevo acto de fanfarronería, el presidente Nicolás Maduro, indicó que la destitución de los magistrados golpistas de la sala constitucional del TSJ, no va y punto. Tal declaración representa un espaldarazo más al golpe de estado infringido contra el ordenamiento constitucional con ocasión de las sentencias 155 y 156. Y es que el golpe de estado propiciado desde el mismo gobierno comenzó en el instante en que decidió desconocer la voluntad del pueblo elector que votó a favor de una mayoría significativa en la Asamblea Nacional a los sectores políticos opuestos al estado de cosas reinantes en Venezuela.
Lo denunciado por la Fiscal General de la República, el pasado 31 de marzo, no fue más que punta del iceberg de toda la abierta violación de la carta magna cometido en completa complicidad con sectores interesados en seguir disfrutando de los privilegios que les depara el poder absoluto. El sentido común de los hombres y mujeres de a pie, les indica que lo ocurrido no tiene ninguna justificación. Lo personeros del régimen hablan de desacato constitucional, cuando no ha habido tal en virtud de las sentencias írritas dictadas por un TSJ conformado irregularmente por la extinta Asamblea monocolor postrada a los designios de la camarilla gobernante. Denuncian fraude en las elecciones de diputados indígenas en el estado Amazonas, pero a más de un año del proceso iniciado en la sala electoral del TSJ, éste no ha actuado tan diligente para dictar sentencia definitiva, como si lo ha sido en conjunto para favorecer con sentencias express los arrebatos dictatoriales del gobierno. Ya lo confesó el presidente Maduro hoy en su pigmea concentración de la avenida Bolívar, la oposición no tiene “las dos terceras partes para actuar”, “está en desacato constitucional” y además “el presidente del Poder Ciudadano no va a solicitar el procedimiento de destitución de los magistrados”. Un plan diabólicamente perfecto.
Pero otra cosa piensa la gente. De qué le ha valido tanto poder, si la situación económica no registra mejoría. Si se comenten barbaridades como el retiro del mercado del billete de 100 bolívares para luego prorrogar su circulación. En fin, toda una muestra de barbarie con incapacidad manifiesta que ni el más apático de los individuos deja de achacar al gobierno.
¡Que si la culpa es de la oposición y su guerra económica! Tres años con ese mismo cuento y el gobierno es tan lerdo que no logra resolver la situación, aun con todo el poder que acumula gracias a los dictatoriales decretos de estado de excepción y emergencia económica. A otro perro con ese hueso. ¡Basta ya de mentiras continuadas!
La gente común y corriente está cansada de tantos inventos, de tantas falsedades, de tanta manipulación. El golpe de estado cometido por los magistrados del TSJ, fue la guinda de la torta y eso no tiene punto final.
El golpismo no tiene punto, por José Alberto Olivar
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