El proceso de desobediencia, removilización y protesta venezolana vino para quedarse. La indignación y la violencia fue llevada al limite, y de esa temeraria afrenta, el pueblo responderá con una insaciable sed de respeto, paz y justicia. No hay retorno. No hay vuelta atrás. Nadie dude que Maduro y las fichas centrales del gobierno están persuadidos del alzamiento de las muchedumbres (Le Bon) y de la irreversibilidad de tal voluntad rebelde por cambio. Por ello no subestimemos el “ofrecimiento” retrógrado y pleno de temor de Maduro, llamando a careos electorales o constituyentes populares. Fue lo poco que aprendió de su mentor, HCHF. A retroceder ante la avalancha.
Por eso planteamos dos escenarios: O anticipa con un mínimo de lucidez política el desbordamiento civil, y accede ir a elecciones generales o simplemente, el indetenible movimiento de movimientos que se instaló en la consciencia colectiva, les pasa por encima, en un salto que esperamos, pueda ser atajado por el consenso político gatopardo de la oposición, pero salto histórico a fin de cuentas.
La Fiscal del Ministerio Público sigue desmarcándose del gobierno, en una manifiesta demostración de divorcio del Estado revolucionario. Otros podrían pronto asumir la misma posición, sobre todo cuando vean que el pueblo no lo contienen ni ballenas, ni fusiles ni rinocerontes, porque además, ellos decidieron desertar. Véalo en el micro “Hacia la Venezuela Ideal” con Orlando Viera-Blanco y Jose Vicente Carrasquero.
