Todas las personas en algún momento de nuestra vida hemos ganado o perdido algo, también es posible que todos hayamos querido sacar partido o provecho de algo incluso con perjuicio ajeno, aún sin intención. Es de humanos querer ganar, así otros pierdan. También hay quienes actúan de manera inteligente y apuestan a ganar-ganar, son pocos, pero los hay. Así mismo, hay quien deja que otro saque provecho de sí y pierde incluso de manera voluntaria, pero hay un grupito muy peligroso, aquél que apuesta a que todos perdamos.
Éste último grupo, que con su conducta logra que todos caigamos en un barranco, es de sumo cuidado, más cuando son mayoría y tienen edad para elegir presidentes. Para muestra un botón. Venezuela para el año 1998 tenía grandes problemas sociales y económicos, la riqueza estaba mal distribuida y, digo distribuida porque aquí nacimos y crecimos pensando en la distribución de la riqueza y no en generarla. Lamentablemente, teníamos un país rico con más del 70% de la población pobre y creíamos que por el solo hecho de vivir en Venezuela ya teníamos derecho a recibir nuestra cuota de petróleo.
Las diferencias materiales generaron un gran resentimiento en la población, el odio, la frustración y la desesperanza, jugaron un papel importante en la sociedad, solo hacía falta que alguien monopolizara este cúmulo de emociones transformadas en descontento nacional y tristemente apareció. El 4 de febrero de 1992, todos vimos por televisión a un militar asumiendo la responsabilidad del fracaso de un Golpe de Estado, éste militar se convertiría años después en el mesías de los desposeídos. El Robin Hood tropical. Terminó siendo Aladdin y llegó al poder con los 40 ladrones, para luego irse él y dejarnos solo a los ladrones. La perla con la que se inició como presidente, fue decir emocionadamente que si él no tuviera dinero, estuviera desempleado y sus hijos no tuvieran que comer, saldría a robar, pero, ellos en su mayoría estaban desempleados, no tenían dinero por razones obvias y tenían unos cuantos hijos en sus casas, no era trabajo de brujos o adivinos interpretar que venían era a robar y así lo hicieron.
La mayoría de los venezolanos cansados del bipartidismo apostaron por el cambio, el cual fue posible gracias al talante democrático de los adecos y copeyanos, quienes permitieron a los golpistas hacer política sin sancionarlos. Impunidad que les sirvió de aprendizaje, pues, sí no fueron enjuiciados cuando no tenían poder, que les puede pasar ahora con todo el poder que tienen. Asimismo, cualquier cambio vía electoral hoy está negado por la cultura antidemocrática de quienes gobiernan. Quienes creemos en el ganar-ganar, queremos un nuevo gobierno que sume y multiplique y no que reste y divida, pero, quienes han jugado todos estos años a que todos perdamos, están en una encrucijada. La formula pobres es igual a pueblo y pueblo es igual a izquierda, izquierda igual a socialismo y socialismo es cálense el saqueo a la Nación bajo la farsa de que “Tenemos Patria”, tiene a no menos de 4 millones de electores venezolanos padeciendo el llamado síndrome de Estocolmo, aquél que se traduce en la benevolencia y compasión de las víctimas hacia sus captores.
Por ello, Revolucionario que se respeta apoya delincuentes, si usted es de izquierda o cree ser de izquierda, o simplemente no sabe que es izquierda o derecha pero alguien le dijo que usted es de izquierda, solo hágase el loco frente a la corrupción, narcotráfico, violación de derechos humanos, violación a la Constitución y, todas aquellas atrocidades por las que antes daba la vida, de lo contrario, quéjese o denuncie para que vea como la formula cambia automáticamente y pasa en un abrir y cerrar de ojos a ser capitalista, de derecha, fascista y, enemigo de la “Patria”.
En Venezuela, para quienes dicen ser de izquierda la moral es maleable, son de moral relajada y distraída. “Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros” decía Groucho Marx, que aunque no es pariente de Carlos Marx, ni era político, sino cómico, la autodenominada izquierda venezolana aplica este principio al pie de la letra como baluarte de la teoría marxista criolla. Los llamados de izquierda ven todo de manera acomodaticia. Fidel no era dictador porque él era de izquierda, mientras que Pinochet si lo fue porque él era de derecha. La corrupción de los de izquierda, no la muestran, la callan, no la investigan, pero a quienes ellos califican de derecha los inhabilitan por cualquier tontería. La violación de derechos humanos, asesinatos, torturas, la justifican trasladando la responsabilidad a las víctimas quienes merecen ser castigados por ser de derecha. La incompetencia gubernamental no es responsabilidad de ellos, porque ellos son de izquierda, entonces, es culpa de la derecha. Quieren pasar toda la vida en el poder pero eso no es malo, malo es que alguien calificado por ellos de derecha quiera hacerlo. Los recursos y las armas del Estado no son para el país y su soberanía, sino, para el partido de gobierno y sus fines de control político, ¿adivinen por qué?, porque ellos son de izquierda.
La ultra izquierda venezolana no cree en la división de poderes, todos deben estar alineados al Ejecutivo Nacional, sí un funcionario de alguna Institución Pública quiere actuar con autonomía, cumpliendo la Constitución y la ley, en el mejor de los casos, es removido del cargo cómo sucedió recientemente con el Fiscal Superior del Estado Sucre, Dr. Mervings Ortega, quien no quiso imputar delitos a los manifestantes en ese Estado Oriental, por considerar que no habían incurrido en hechos punibles. O peor aún, la Defensora Pública Dra. Yosmar Hernández, quien falleció producto de un infarto que sufrió después de haber sido notificada de su destitución por no asistir a las marchas a favor del Gobierno, las cuales, como es bien sabido, son de carácter obligatorio para los funcionarios públicos.
Ahora bien, si nada funciona, no hay comida, no hay seguridad, no hay paz, no alcanza el dinero, no hay libertad, no hay posibilidad de comprar un inmueble por muy pequeño que sea en ninguna parte de Venezuela, no se puede disfrutar de unas vacaciones dentro y mucho menos fuera del País, la educación socialista es de mala calidad y dogmática, el empleo es sub-pagado y la gente debe acudir al bachaqueo para sobrevivir, no se encuentran pañales, medicinas, ni útiles personales, no funcionan los bienes y servicios básicos, impera el caos y la destrucción moral, material y espiritual. Adicionalmente, usted debe apoyar al partido de gobierno no de manera voluntaria sino obligatoriamente. Señores y señoras de la autocalificada izquierda venezolana, la pregunta que salta a la mesa es: ¿para qué cambiar de gobierno? la respuesta solo la tiene usted.
¡Mi opinión no es verdad ni mentira, sino fundada o infundada, compartida o no! Correo electrónico de contacto: p_duque_g@hotmail.com
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