Una joven de 21 años fue liberada esta mañana en São Paulo, en el sureste de Brasil, después de permanecer secuestrada por su padre en casa durante al menos dos años, periodo en el que el progenitor le maltrató hasta el punto de apagar cigarrillos en su piel, según informaron medios locales, reseñó EFE.
La secuestrada confirmó que estuvo encerrada en su casa del municipio de Mogi das Cruzes, en la región metropolitana de Sao Paulo, sin tener contacto con nadie, según el diario brasileño O Globo.
La joven pasó hambre y sufrió castigos físicos que se ven reflejados en deformidades, como una de sus orejas, presuntamente destrozada por un navajazo, según las fotos de la joven publicadas en el rotativo.
El relato de la liberada explica que el comportamiento del padre vino a partir del fallecimiento de la madre en 2006, dos años antes de que impidiera a su hija ir a la escuela, cuando apenas tenía 12 años.
El padre, un trabajador de seguridad de 46 años, confesó el secuestro de su hija y lo adujo a que de esa manera evitaba que mantuviera relaciones sexuales con hombres desconocidos, detalla O Globo.
La Policía acudió al domicilio, donde la víctima se encontraba en un cuarto sin iluminación y en condiciones insalubres, con todas las puertas bloqueadas.
Los relatos apuntan a que la joven se encontraba en un estado de confusión, sin entender lo que ocurría.
La Secretaría Municipal de Asistencia Social informó que “tomará todas las medidas de protección para la víctima”