Históricamente Venezuela gozó de ser un despachador importante de remesas, gracias a tasas preferenciales. Ahora, sin embargo, el escenario cambia, y el país se convierte por primera vez en un receptor, reseñó Panorama .
Por Jhoandry Suárez
De acuerdo con la adjunta de la presidencia de la red de casas de cambio, Eleonora Blasa, un 40% subió el número de transacciones de este tipo en el último año en sus 50 oficinas en el territorio nacional y la frontera.
“Anteriormente no veíamos esta tendencia, ahora estamos manejando un número elevado de operaciones mensualmente, esto se debe en gran medida al éxodo de venezolanos”, sostuvo en entrevista con este Diario, sin precisar detalles.
Este ingreso de divisas ocurre en un contexto durante una “sequía de dólares”, como consecuencia de la caída sostenida durante dos años de los precios del petróleo.
Para director de la Academia de Economía, Rafael Romero, esto constituye un “ingreso fresco, que cooperará con la oferta de dólares”.
“Esto es beneficioso porque se activa el círculo virtuoso de las divisas”, explicó.
Ya un informe el Banco Mundial en su informe Migración y Desarrollo reflejaba un crecimiento de 6,9% en el envío de remesas en América Latina y el Caribe en 2016, lo cual se traducía en un total de 73,000 millones de dólares.
No obstante, el director de la Escuela de Economía de la Universidad del Zulia, Eddy Aguirre, advierte que la tasa oficial no es atractiva para el cambio de las remesas por esta vía, por lo que las personas prefieren el mercado paralelo.
Y es que mercado está fijado a tasa Simadi, Bs. 721,33 (precio del 11 de mayo), mientras que el “paralelo” supera los 5 mil bolívares.
“Esas remesas no van al mercado oficial, sino al mercado paralelo buscando un mayor rendimiento, pues con el envío de una pequeña porción que se conviertan allí, el receptor cubre incluso mucho más que un salario integral”, apuntó Aguirre.
Ya en 2014, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su informe titulado “América Latina y El Caribe superan su máximo valor histórico”, precisó que el país había registrado por concepto de remesas la entrada de 897 millones de dólares; sin embargo, el BCV, reportaba de manera oficial solo 61 millones de dólares.
Precisamente por esta disparidad, Rogelio Callo, de 65 años, prefiere viajar a Colombia a retirar el aporte que le suministran desde Perú, su tierra natal.
“El dinero me lo envían allá porque al convertirlo a bolívares aquí es mucho menos y no puedo comprar nada. Por eso prefiero buscarlo en Maicao y compro allí mismo víveres, medicinas”, aseguró, el hombre, quien por primera vez, en sus 46 años en el país, recibe ayuda desde el exterior.
“Hasta que el Estado no tenga establecido un mercado para la compra y venta de divisas, se seguirá viendo esta tendencia en el mercado informal”, argumentó Aguirre.
Este escenario contrasta con el periodo en que las instituciones cambiarias del país otorgaban dólares preferenciales para enviar al exterior, especialmente, Colombia. El profesor Rafael Romero sostiene que esto dio paso para que se aprovecharan algunas personas de “desangrar” los dólares del Estado.
Otra vía por la cual los venezolanos en el exterior están optando para ayudar a sus familiares es transar por bolívares en el mismo país de residencia con intermediarios que se basan en la tasa del mercado paralelo.
Desde Chile, Jorge Hernández, señaló que allí existen varias personas dedicada a esta actividad y le depositan directamente al beneficiario en Venezuela, pero el tipo de cambio es de 6.2 bolívares por peso, mediante el cual le queda un porcentaje de ganancia a la persona que hace la operación.
Por lo tanto, para los economistas consultados, la tarea hoy es atraer al mercado oficial todas las entradas de remesas para hacerle frente a la carencia de divisas que se atraviesa.